Sistemas productivos locales en México y España, sus estrategias ...

La adopción de modelos de certificación de calidad en las industrias desarrolladoras de software
resulta de elemental importancia. Si se toma en cuenta que en su mayoría las desarrolladoras de software
en ambos países son PyMES, y microempresas, podemos inferir que la adopción de los modelos de
calidad de productos y procesos de software, (CMMI, ISO 9000:2000 e ISO 15504) 6 resulta demasiado
costosa, en cuanto a auditorias, certificaciones, recursos humanos, adquisición de herramientas que
soporten los modelos, entre otros. Es por ello que muchas de estas empresas no incorporan dichos
modelos de calidad en sus procesos; a pesar de conocer que la implementación de éstos otorga un valor
añadido a sus productos. Dichos modelos pareciera están pensados para las grandes empresas y no para
las pequeñas, medianas y micro.
Es por eso que se han diseñado modelos de evaluación de calidad pensados para PyMES y
microempresas, tanto en México como en España. En México, se desarrolló en el año 2002 el Modelo de
Procesos para la Industria del Software en México (MoProsoft), diseñado por la Facultad de Ciencias en
la UNAM, el cual se estableció como norma oficial mexicana en el año 2005 (instituida como la NMX-I-
059NYCE). Dicha norma se constituyó en especial para cubrir las necesidades de la pequeña industria de
desarrollo y mantenimiento de software, incapaz de costear certificaciones equivalentes como la CMMI,
ISO 9000:2000 e ISO 15504. Un aspecto de importancia se centra en que el 74 % de las empresas en
México en el año 2010 (registradas en el DENUE) eran microempresas y el 21% eran pequeñas empresas.
En España, el modelo más utilizado es el CMMI (Integración de Modelos de Madurez y
Capacidades). Sin embargo, se ha dado paso a iniciativas relacionadas con modelos de calidad para
PyMES y microempresas, algunas de estas son ITMark, que fue diseñado por European Software
Institute, para cubrir necesidades de la UE en cuanto a certificaciones de calidad para pequeñas y
medianas empresas. A su vez, destacan en España los esfuerzos de las comunidades autónomas para
apoyar a la industria del Sofware; siendo uno de los casos más representativos el del SoftAragón, cuya
iniciativa pretende incrementar la competitividad de las empresas dedicadas al desarrollo de software de
Aragón mediante la mejora de sus procesos internos.
Por otra parte, en México se cuenta con el ESICenter México, (sede para México del mencionado
European Software Institute de la UE) en Guadalajara y Monterrey que ofrece capacitación, consultoría y
evaluación en CMMI, ISO 9000, ISO 15504 y ofrece un Diplomado en Calidad de Software. En el 2002,
el gobierno creó el Programa para el Desarrollo de la Industria del Software (PROSOFT). Este programa
es operado a través de la Secretaria de Economía, con el objetivo expreso de posicionar a México como
un jugador importante, tanto a nivel latinoamericano como global, en la industria de tecnologías de la
información y en los servicios relacionados a la misma. El programa busca crear las condiciones para que
6 La norma Capability Maturity Model Integration (CMMI), es la evolución de CMM (Capability Maturity Model) que data de
finales de 1980, como una respuesta a un requerimiento del Gobierno Federal de Estados Unidos. CMM fue desarrollado para
establecer un modelo de madurez mesurable al que tuviesen que acogerse los procesos internos de las empresas concesionarias de
servicios de la administración estadounidense, como un método de mejora de la calidad de sus productos a través de la mejora de
sus procesos. En 2002, el Software Engineering Institute (SEI) desarrollo el modelo de madurez CMMI, que era extensión del
modelo CMM, pero adicionando un principio básico, el concerniente a ―la calidad de un producto o de un sistema es en su mayor
parte consecuencia de la calidad de los procesos empleados en su desarrollo y mantenimiento ―. INTECO (2008). El modelo
CMMI, es un modelo de evaluación imprescindible para poder ser proveedor de software, tanto de las empresas como de las
instituciones. Prassad señala que dichas normas han contribuido a una taylorización del trabajo de programación y a una pérdida
de control sobre el trabajo individual. La internacionalización de la producción hace necesario para el comprador una
estandarización que haga irrelevante el lugar en el mundo de su fabricación, lo que ―lleva a la creación de estándares
internacionales y normas, y la introducción obligatoria de estas normas, reintroduce una dinámica de descualificación.‖ (Prassad,
1998).
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