revis075 - Colegio de Abogados de La Plata
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<strong>La</strong> FRaNQUICIa EN EL TRaNSPORTE aUTOMOTOR...<br />
• En tal sentido, el daño individual resulta distribuido entre todos los<br />
asegurados, procurando que la víctima obtenga una condigna reparación<br />
<strong>de</strong>l perjuicio sufrido, sorteando la eventual insolvencia <strong>de</strong>l autor<br />
<strong>de</strong>l daño.<br />
• No se trata, simplemente, <strong>de</strong> hallar sujetos a quienes exigirles la in<strong>de</strong>mnización,<br />
sino que el perjudicado sea satisfecho en su reclamo.<br />
• <strong>La</strong> actual difusión <strong>de</strong>l seguro, entre otras razones, se fundamenta en<br />
el resguardo a la víctima; por lo que, para ciertas activida<strong>de</strong>s máximamente<br />
peligrosas o que, estadísticamente, tienen gran operatividad en la<br />
generación <strong>de</strong> perjuicios, como ocurre en el caso <strong>de</strong> daños causados por<br />
automotores, se impone la necesidad <strong>de</strong> contratar seguros obligatorios<br />
(art. 68, ley 24.449).<br />
• El interrogante carece <strong>de</strong> una respuesta convincente. Pero, a<strong>de</strong>más,<br />
revela a las claras que la opción política <strong>de</strong>l Estado mediante la mentada<br />
franquicia, ha consistido en poner a cargo <strong>de</strong> los damnificados -las<br />
víctimas- la financiación <strong>de</strong>l costo <strong>de</strong> la “emergencia”.<br />
• De interpretarse, con tales alcances, esta franquicia o <strong>de</strong>scubierto a<br />
cargo <strong>de</strong>l asegurado se <strong>de</strong>svirtuaría lisa y llanamente la obligatoriedad<br />
<strong>de</strong>l seguro <strong>de</strong> responsabilidad que exige la ley 24.449. No es dudoso<br />
afirmar que, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong> tal <strong>de</strong>scubierto, el asegurado carece<br />
<strong>de</strong> seguro. Así, la víctima, frente a una sentencia <strong>de</strong> con<strong>de</strong>na contra el<br />
responsable asegurado en ella, sólo podría reclamar <strong>de</strong> la compañía <strong>de</strong><br />
seguros, si el capital <strong>de</strong> la con<strong>de</strong>na por los daños supera los $ 40.000<br />
y sólo en la medida <strong>de</strong>l exce<strong>de</strong>nte.<br />
• Esto es, por sí solo, grave, porque la estadística <strong>de</strong>muestra que un importante<br />
porcentaje -la mayor parte- <strong>de</strong> los acci<strong>de</strong>ntes protagonizados<br />
por transportes públicos no superan el monto <strong>de</strong>l ‘<strong>de</strong>scubierto’.<br />
• No es difícil colegir el resultado: una gran cantidad <strong>de</strong> siniestros cuyas<br />
víctimas sufren daños inferiores a $ 40.000, quedan sin resarcimiento.<br />
• <strong>La</strong> función <strong>de</strong>l contrato <strong>de</strong> seguro queda <strong>de</strong>snaturalizada <strong>de</strong>svaneciéndose<br />
la garantía <strong>de</strong> una efectiva percepción <strong>de</strong> la in<strong>de</strong>mnización por<br />
daños, constituyendo una violación implícita <strong>de</strong> la finalidad económico<br />
jurídica <strong>de</strong> tal contratación.”<br />
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