06.06.2015 Views

lorca

lorca

lorca

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Federico había leído los cancioneros galaico-portugueses y<br />

la poesía tradicional castellana, en la que nuestra juglaría desemboca.<br />

Conocía, asimismo, las obras de Gil Vicente, de Saa de Miranda,<br />

la lírica de Camoens y muchos románticos gallegos y portugueses.<br />

De Rosalía recitaba algunos fragmentos, Curros Enríquez<br />

le parecía «poco gallego» (Juan Ramón Jiménez, ya viejo, habló<br />

también de la influencia de estos poetas en su formación primeriza,<br />

frente a otras más tercamente asignadas). En Madrid, una tarde<br />

de 1934, le leí -y traté de aclararle- algunos poemas de Pondal,<br />

nuestro más ancho y hondo bardo costero. Recuerdo uno de sus<br />

prontos: «¿Dónde estaba este poetazo?». De los nuevos, había leído a<br />

Amado Carballo, a Manuel Antonio –le gustaba más el primero–, a<br />

Eugenio Montes –Versos a tres cás o neto–, a Álvaro Cunqueiro y a<br />

los más significativos de aquella generación. Yo le había mandado<br />

mis Romances galegos (Buenos Aires, 1928), coetáneos, en elaboración<br />

y en publicación, del Romancero gitano y sin otra semejanza<br />

que el título. Sus amigos gallegos fueron, entre otros que no<br />

habré conocido, A. Yunque, Cunqueiro, Feliciano Roldán 280 , Luís<br />

Seoane, los Dieste, C. M. Barbeito, Castelao, R. Suárez Picallo, A.<br />

Cuadrado... Pero yo creo que el incitador decisivo para que escribiese<br />

los poemas gallegos -al menos, los cinco que me dio manuscritos-<br />

fue Ernesto Pérez Güerra, igualmente gallego, su amigo<br />

más íntimo y personal en aquellos días, junto con Rafael Rapún<br />

-¡pobre Rafael!- y su camarada muy querido de lances teatrales,<br />

Eduardo Ugarte. Lo digo del modo más válido, y tengo buenas<br />

razones para ello: sin la presencia e insistencia de Ernesto (el único<br />

poema con dedicatoria, a él está dirigido: Cantiga do neno da<br />

tenda) éstos no hubieran nacido. (Ernesto era, en aquellos tiempos,<br />

estudiantón indiscriminado y tañedor angélico de aires gallegos<br />

en la armónica por noches y cafés, ¡ay!, madrileños. Se fue a<br />

Nueva York donde, naturalmente, lavó platos, que éste parece ser<br />

allí el indispensable comienzo de las grandes cosas. Hoy es, en su<br />

Universidad, catedrático-jefe de la sección Lenguas Romances,<br />

además de consumado ensayista y fino poeta en portugués y en<br />

gallego).<br />

Fueron publicados en un cuaderno de 34 páginas, por la<br />

Editorial Nós -volumen LXXIII-, con prólogo de E. B. A. La fecha<br />

280<br />

Evidentemente, refírese a Feliciano Rolán.<br />

337

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!