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liber novvs de anima rationali ramon llull edición crítica y estudio

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ESTUDIO INTRODUCTORIO<br />

XXVII<br />

La primera parte <strong>de</strong>l capítulo cuestiona la existencia <strong>de</strong>l alma racional, cuya<br />

sustancia, por ser espiritual, no respon<strong>de</strong> a <strong>de</strong>mostraciones empíricas, sino que<br />

<strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>mostrada a través <strong>de</strong> argumentos <strong>de</strong> razón. Ramon Llull prueba la<br />

existencia <strong>de</strong>l alma a través <strong>de</strong> sus tres faculta<strong>de</strong>s sustanciales, que existen porque,<br />

siguiendo la concepción agustiniana, son imagen <strong>de</strong> la Trinidad, y son el único<br />

modo <strong>de</strong> que Dios sea amado, conocido y recordado por sus criaturas. Sólo a través<br />

<strong>de</strong> estas faculta<strong>de</strong>s las criaturas se reconcilian y vuelven a Dios, gracias a la<br />

existencia <strong>de</strong>l hombre que, por su naturaleza dual, mitad espíritu y mitad cuerpo, se<br />

erige como trampolín hacia la bienaventuranza <strong>de</strong> estas criaturas. El alma racional<br />

evita el corte entre los seres espirituales y corporales y reconcilia a todo el mundo<br />

creado con Dios, a través <strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong> sus potencias; por eso, el alma racional es<br />

más noble que el ángel, en tanto que su fin alcanza un bien más general. A esta<br />

prueba cosmológico-teológica <strong>de</strong>l alma racional le acompañan otras razones <strong>de</strong> las<br />

que se <strong>de</strong>duce su existencia: es evi<strong>de</strong>nte que existe un conocimiento científico y<br />

supranatural que sólo pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar una facultad superior a los sentidos. Por<br />

otro lado, la experiencia <strong>de</strong> la <strong>liber</strong>tad y <strong>de</strong> la moral exigen la existencia <strong>de</strong>l alma<br />

racional.<br />

La segunda parte analiza el origen <strong>de</strong>l alma, y entra <strong>de</strong> lleno en la discusión<br />

teológico-filosófica entre traducianismo y creacionismo. Llull <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> el<br />

creacionismo: el alma no pue<strong>de</strong> ser generada porque la generación, como se<br />

muestra en el alma sensitiva, no permite la <strong>liber</strong>tad <strong>de</strong> objeto y <strong>de</strong>termina hacia el<br />

mundo sensible. Al alma, sin embargo, le hace virtuosa su <strong>liber</strong>tad, y no tiene su<br />

fin en las cosas <strong>de</strong>l mundo, como se aprecia en el hecho <strong>de</strong> que nunca queda<br />

saciada <strong>de</strong> recordar, conocer y amar, y que sólo en Dios se satisface su fin y<br />

alcanza la paz. A<strong>de</strong>más, la generación es propia <strong>de</strong> la sustancia corporal que,<br />

<strong>de</strong>bido a que está formada <strong>de</strong> partes contrarias y se nutre <strong>de</strong> alimento externo, es<br />

corrompible y mortal.<br />

La pregunta sobre la inmortalidad se resuelve a través <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l ser <strong>de</strong>l alma,<br />

espiritual, no compuesto <strong>de</strong> elementos y, por lo tanto, incorruptible. También se<br />

<strong>de</strong>muestra su inmortalidad por la necesidad <strong>de</strong> su fin, puesto que la eternidad <strong>de</strong><br />

Dios exige que el alma lo recuer<strong>de</strong>, entienda y ame para siempre, y Dios <strong>de</strong>be<br />

po<strong>de</strong>r someterla al juicio divino y premiarla o castigarla en función <strong>de</strong> la<br />

consecución <strong>de</strong> dicho fin. Por tanto, ni siquiera el pecado pue<strong>de</strong> provocar la muerte<br />

al alma racional.

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