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liber novvs de anima rationali ramon llull edición crítica y estudio

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288<br />

APÉNDICE. TRADUCCIÓN<br />

[III.III.3] El alma es también <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios, ya que si es buena por las<br />

costumbres, es sujeto en el que la justicia influye las remuneraciones <strong>de</strong> las<br />

dignida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Dios, en cuanto que a ella hace bienaventurada por la bondad, y a<br />

esa bienaventuranza hace gran<strong>de</strong> por la gran<strong>de</strong>za. Y si el alma es mala por las<br />

costumbres, es sujeto <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios en que priva los fines <strong>de</strong> los principios<br />

<strong>de</strong>l alma y sus potencias, fin para el que ha sido creada, y la hace estar vacía <strong>de</strong> los<br />

fines <strong>de</strong> éstos, y esta vacuidad es el fuego infernal espiritual <strong>de</strong>l alma, y es tan gran<br />

pena que ningún hombre la podría pensar, <strong>de</strong>cir ni escribir.<br />

[III.III.4] El alma es <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> sus principios, ya que ésta ha sido creada para la<br />

bienaventuranza <strong>de</strong> todos ellos, y por este motivo se ve obligada a que esos<br />

principios vayan a su fin, es <strong>de</strong>cir, que la memoria tenga reposo en la<br />

bienaventuranza recordando, el intelecto entendiendo y la voluntad amando. Y si el<br />

alma ha sido con<strong>de</strong>nada es <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> sus potencias, ya que está obligada a<br />

procurar el trabajo <strong>de</strong> éstas, y lo mismo con sus primeros principios.<br />

[III.III.5] El alma es <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> las sustancias corporales, según dijimos 94 , ya que si<br />

ella no estuviese unida al cuerpo, las sustancias no podrían alcanzar su fin en Dios.<br />

El alma está, por lo tanto, obligada a procurar la manera según la cual el fin <strong>de</strong> esas<br />

sustancias sea bueno y gran<strong>de</strong> en el cuerpo al que está unida. Y si el alma es mala,<br />

está obligada a soportar la pena en cuanto que está contra el fin <strong>de</strong> esas sustancias.<br />

Y en este paso el hombre pue<strong>de</strong> conocer <strong>de</strong> qué modo el alma mala está sometida a<br />

gran pena.<br />

[III.III.6] El alma es <strong>de</strong>l hombre en cuanto que es una parte <strong>de</strong>l hombre, y toda<br />

parte está sujeta a su todo, ya que hay mayor nobleza en el todo que en la parte. Y<br />

por eso el hombre mueve el alma a sus apetitos, así como el todo que mueve sus<br />

partes, y como los bienes particulares que son <strong>de</strong> pública utilidad.<br />

[III.III.7] En el alma hay dos modos <strong>de</strong> ser, esto es la existencia y la agencia. Y la<br />

existencia es <strong>de</strong> la agencia en cuanto que es el sujeto <strong>de</strong> ésta, y la agencia es <strong>de</strong> la<br />

existencia en cuanto que <strong>de</strong>be procurar la felicidad y la bienaventuranza <strong>de</strong> la<br />

existencia. Y por eso una parte es <strong>de</strong> la otra, como las dos manos <strong>de</strong>l hombre, cada<br />

una <strong>de</strong> las cuales es <strong>de</strong> la otra en cuanto una <strong>de</strong>be ayudar a la otra al obrar, y lo<br />

mismo en relación con los pies, al andar.<br />

[III.III.8] En el alma hay muchas partes y una está sujeta a la otra, como la bondad,<br />

que está sujeta a la magnitud con el fin <strong>de</strong> bonificarla, y la magnitud está sujeta a la<br />

bondad con el fin <strong>de</strong> magnificarla. Y esto es así en las semejanzas que envían<br />

fuera, <strong>de</strong> las que hacen moralida<strong>de</strong>s y ganan los buenos méritos, y si gana los<br />

malos, cada parte está en la otra obligada a soportar la pena.<br />

[III.III.9] En el alma la memoria es <strong>de</strong>l intelecto y <strong>de</strong> la voluntad en cuanto que es<br />

un arca que conserva las especies adquiridas y puestas en ésta. También el intelecto<br />

es <strong>de</strong> la memoria y <strong>de</strong> la voluntad: <strong>de</strong> la memoria es en cuanto que ésta exige ser<br />

llenada por las especies que el intelecto ponga en ella; <strong>de</strong> la voluntad es en cuanto<br />

va primero y le enseña qué objetos son amables y qué objetos odiables. Y la<br />

voluntad es <strong>de</strong> la memoria y <strong>de</strong>l intelecto en cuanto que está obligada a <strong>de</strong>sear los<br />

objetos y las apetencias <strong>de</strong> la memoria y <strong>de</strong>l intelecto.<br />

[III.III.10] El alma con<strong>de</strong>nada es <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio y <strong>de</strong>l pecado, ya que es sierva <strong>de</strong> la<br />

pena eviternal, y puesto que perdió la <strong>liber</strong>tad es <strong>de</strong> la servidumbre y no <strong>de</strong> sí<br />

misma. Y esto mismo ocurriría en este mundo cuando está en pecado si no fuese<br />

94 I.I.1; I.I.q4; I.I.q5; etc.

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