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LAS DOS VIDAS DEL HÉROE

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oeste el cielo se iluminó brillantemente con llamas color naranja, brotando de las techumbres de<br />

paja de las cabañas de los Baralong, en la parte oriental del poblado nativo. El olor a paja y<br />

madera quemadas flotaba en la brisa.<br />

B-P rápidamente supuso lo que había pasado: una fuerza Boer había penetrado el débil<br />

anillo exterior de la línea oriental de defensa, se había precipitado en el Valle Malopo y estaba<br />

tratando dc apoderarse de todo Mafeking a través de esa brecha.<br />

Empezó a dar ordenes y encontró, para su alivio, que todos los teléfonos estaban<br />

funcionando. Envió a parte de su fuerza a los puestos del oeste, para impedir que otros Boers<br />

pudieran unirse a los que ya estaban dentro. Otra fuerza fue enviada para cerrar la brecha, en un<br />

esfuerzo por contener a los Boers que habían penetrado la línea de defensa de Mafeking.<br />

Sin saber lo que estaba pasando a su retaguardia. la fuerza invasora Boer se adentró<br />

profundamente en el poblado nativo, prendieron fuego a las chozas, empujando a los aterrados<br />

Baralongs delante de ellos, como un escudo, luego rodearon el cuartel de la Policía Británica de<br />

Sur Africa, defendida por unos cuantos hombres bajo el Coronel Hore. En la oscuridad, los<br />

británicos tomaron equivocadamente a los Boers por sus propios hombres en retirada, dejando<br />

que los Boers se acercaran a doscientos metros, antes de dispararles. Los Boers, más de<br />

doscientos, embistieron el fortín e hicieron prisioneros a los británicos.<br />

Desde la torre de observación de B-P la situación era confusa. Por un rato, no hubo<br />

contestación a sus urgentes llamadas telefónicas al fuerte. Cuando por fin contestaron el<br />

teléfono, fue una voz ronca holandesa. Los Boers estaban en posesión de fuerte. ~ Baden-<br />

Powell inmediatamente tendió un ancho cordón alrededor del fuerte y envió un emisario a los<br />

Boers, para decirles que estaban cercados y que se rindieran. Contestaron rehusando,<br />

pensando aparentemente que habían tomado a Mafeking. Le ordené a la defensa de la ciudad<br />

abrir fuego contra ellos, lo que hicieron con buenos resultados, obligándolos a buscar refugio<br />

en el fortín de la P.B.S.A.<br />

Mientras dirigía el contra-ataque de sus hombres, BadenPowell también observaba las líneas<br />

Boer y recibía llamadas telefónicas de los fuertes distantes, indicando que había una actividad<br />

frenética en los asentamientos Boer. El enemigo estaba bombardeando a Mafeking con ráfagas<br />

de fuego rápido. B-P tenía toda la razón en pensar que esto era el preludio de un ataque directo a<br />

la ciudad, como apoyo a la fuerza que había roto la línea de defensa. El General Snijman estaba<br />

probablemente esperando alguna señal del interior de Mafeking, antes de entrar en acción.<br />

La situación pedía otra estratagema. B-P escribió una carta a McLaren y la envió hacia la<br />

línea enemiga bajo bandera blanca. El ordenanza que la llevaba tenía instrucciones de informar<br />

a cualquier Boer que lo interrogara y la recibiera que hemos matado un gran número de Boers<br />

y cercado a aquellos que todavía no eran prisioneros, y que se están rindiendo. La carta<br />

misma añadía credulidad a esta historia. Decía lo siguiente:<br />

Querido Muchacho, espero que no te hayas preocupado mucho por el fuego nutrido de<br />

anoche, pero los Boers nos atacaron y los hemos aniquilado a todos. Déjame saber si<br />

necesitas pijamas limpias o algunos libros...<br />

El ardid surtió más efecto de lo que Baden-Powell esperaba. Poco después de que la bandera<br />

blanca llegara al campamento Boer, se vieron hileras de hombres saliendo por centenares de<br />

las diferentes cañadas y hondonadas, a ambos lados del lugar, y regresando sombríos a sus<br />

campamentos.<br />

Con un grupo de Boers embotellado en el fuerte, los defensores de la ciudad se dedicaron al<br />

aniquilamiento que B-P había pretendido que estaba ya hecho: rodeando a los Boers dispersos<br />

o expulsándolos de Mafeklngy cerrando las defensas detrás de ellos.<br />

Cuando cayó la noche B-P volvió su atención hacia el fortín de la policía, donde la mayor<br />

parte de los Boers se habían sostenido doce horas con sus prisioneros británicos, sin aguay<br />

expuestos al fuego sostenido de francotiradores apostados afuera. Ordenó a sus tropas cerrar el<br />

circulo alrededor del fortín.-<br />

Antes de que el círculo se hubiera cerrado, una cantidad de Boers salieron apresuradamente<br />

del fortín, se dispersaron y corrieron hacia el río Malopo. Algunos cayeron heridos por los<br />

disparos de los británicos, pero varios de ellos escaparon. Repentinamente la puerta del fortín se<br />

abrió y una voz británica gritó: Detengan el fuego! ¡Los Boers se me han rendido! La voz era<br />

del Coronel Hore. Los Boers se habían entregado a sus propios prisioneros. El asedio dentro del<br />

asedio había concluido.-<br />

Las descargas terminaron. Los Boers salieron en tropel del fortín, armas al aire.-Primero el<br />

comandante: Sai-el Eloff, el nieto de Krugger. Después sus asistentes al mando un alemán, un<br />

francés y dos Boers y finalmente sus hombres: un total de sesenta y ocho.-<br />

Los oficiales que se habían rendido fueron llevados al cuartel de B-P. Baden-Powell los<br />

saludó con una sonrisa amable.<br />

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