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LAS DOS VIDAS DEL HÉROE

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De todos los involucrados, Cecil Rhodes era quien tenia más que ganar y más que<br />

perder.-A pesar de que las operaciones militares para detener la rebelión Matabele estaban en<br />

manos del Ejército Imperial, el gobierno británico no era el que pagaba la factura era la<br />

Compañía Británica de Sur Africa de Rhodes, al ritmo de 4.000 libras esterlinas diarias. La<br />

primera Guerra Matabele en 1893 le habla costado a la Compañía millones de libras<br />

esterlinas, que acababan de ser canceladas con la emisión de nuevas acciones. Antes de que<br />

llegara el fin, la actual campaña podía costar tanto como cinco millones de libras esterlinas,<br />

sin incluir las pérdidas causadas por la aftosa y la prolongada suspensión de todas las<br />

operaciones mineras. La Compañía se arruinaría a menos que la lucha pudiera ser suspendida<br />

prontamente.-<br />

Rhodes llegó con una oferta una oferta no sin riesgo.-Había demostrado suficiente<br />

coraje mental en sus transacciones de negocios. Pero éste era un caso en que se necesitaba<br />

coraje físico. Rhodes también lo tenía. Podía haber nacido de la desesperación, pero era<br />

engendrado por su orgullo y pundonor.<br />

Ofreció ir a los Matopos desarmado y utilizando su antigua reputación entre los<br />

Matabeles tratar de convencerlos de que suspendieran la lucha y se rindieran. Puede que no<br />

tuviera ninguna posición oficial por lo que concernía al gobierno británico, pero los<br />

Matabeles todavía lo miraban como la cabeza de los hombres blancos, el gran hermano que<br />

se comía países durante el desayuno, como Lobengula lo habla llamado años antes.-<br />

Baden-Powel1 no estaba convencido de que era sensato que Rhodes manejara la situación.-<br />

Creía que los indunas podían no entender la razón de que ellos no negociaran con el ejército<br />

que los había estado atacando, que aparentemente ahora había sido colocado a la retaguardia.<br />

mientras hombres no entrenados trataban de persuadirlos de que rindieran sus armas. ¿No<br />

pensarían los caudillos Matabeles que eso era una artimaña, de que tan pronto entregaran sus<br />

armas el ejército se les echaría encima para exterminarlos? ¿No los haría demorarse y retardar<br />

aún más el inevitable día de la rendición? Sugirió que les diéramos hasta la luna nueva para<br />

que decidieran y si para entonces no se hablan rendido, fuéramos y los aplastáramos .<br />

A pesar de las dudas de los militares, la oferta de Rhodes fue aceptada. -Si él se las<br />

arreglaba para conseguir que los Matabeles estuvieran de acuerdo en suspender la lucha, muy<br />

bien.-Si no, nada se perdería. La lucha se reiniciaría.-<br />

Varios miembros del personal de Rhodes querían acompañarlo.-Carrington le ofreció una<br />

escolta militar.-Pero Grootboon había recibido instrucciones especificas de los Matabeles:solamente<br />

aceptarían cuatro negociadores blancos.-<br />

Después de nuevas disensiones, los cuatro sobre los cuales se decidió fueron; Cecil<br />

Rhodes.-Johann Colenbrander intérprete y confidente del extinto Lobengula, Dr. Hans Sauer,<br />

gerente de la Compañía Rodesiana de Exploración, de Rhodes y Vere Stent. corresponsal del<br />

Cape Times , en representación de la prensa.-<br />

El 21 de agosto los cuatro hombres, acompañados por Grootboom. marcharon hacia los<br />

Matopos.-Desmontaron en el sitio que se había convenido.-Grootboom desapareció en las<br />

colinas y poco después reapareció seguido de alrededor de treinta indunas Inyanda, Babyan<br />

y Sikontbo entre ellos.-Los cabecillas se sentaron en un semicírculo frente a Rhodes, quien a su<br />

vez se había sentado en un hormiguero abandonado.-<br />

El legendario indaba en los Matopos comenzó. Se había dado el primer paso hacia lo que<br />

se llamaría la Paz de Rhodes. Muchas otras seguirían.-<br />

La noticia de la indaba en los Matopos se extendió rápidamente. Para los admiradores de<br />

Rhodes, su acción fue una prueba adicional de la grandeza del hombre. Para sus detractores, era<br />

un hábil ejercicio teatral que probaba nuevamente la habilidad de Rhodes para dramatizar todo<br />

lo que emprendía.-<br />

Para el Coronel Plumer era algo entre estos dos extremos. Era indudablemente algo muy<br />

valiente de hacer, escribió. Había toda la razón, es cierto, para creer que los indumas<br />

estaban deseosos y ansiosos de lograr la paz; pero aún en el caso de que esto fuera así y que no<br />

intentaban ninguna traición, lo cual no era de ninguna manera seguro. existía siempre el riesgo<br />

de que la tentación de asesinar al gran jefe blanco pudiera ser irresistible para algunos de los<br />

guerreros más jóvenes y exaltados .<br />

Mientras las largas discusiones tenían lugar en los Matopos, Matabelelandia, al norte y al<br />

sur, estaba despejada y pacífica.-Era solo en los distritos más distantes en el este, el noroeste,<br />

que bandas rebeldes estaban todavía en guerra.<br />

Durante todo ese tiempo, Baden-Powell permaneció acostado, débil y pálido, flaco como un<br />

riel por los violentos ataques de disentería a pesar de los cuidados de una competente<br />

enfermera quien, por capricho del destino, había estado alojada en la casa de los Powell de<br />

Dorking, primos de Baden-Powell, en Inglaterra.<br />

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