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lágrimas...<br />
A la mañana siguiente Baden-Powell dio una vuelta para agradecer a la fuerza de socorro el<br />
trabajo que había hecho, y a cada cuerno de la guarnición su participación en la defensa. Luego<br />
encabezó un desfile de toda la guarnición para un servicio conmemorativo y de acción de<br />
gracias. A pesar de que las bajas fueron numéricamente reducidas durante el asedio,<br />
proporcionalmente eran grandes. Entre los 1.019 combatientes se produjeron 326 bajas, con 92<br />
hombres que habían muerto en el acto o a causa de las heridas. Los ocho mil no combatientes<br />
habían sufrido 487 bajas, con 33 muertos por las balas y granadas del enemigo.-<br />
Tan pronto como concluyeron las ceremonias formales e informales, toda la fuerza de<br />
trabajo entró en acción. La ciudad fue limpiada de barricadas. Los refugios a prueba de bomba<br />
desmantelados las vigas de sus techos se necesitaban para cumplir la función a la cual<br />
estaban originalmente destinadas:-durmientes de ferrocarril. Se envió una comisión de trabajo<br />
para establecer la línea telegráfica con El Cabo, otra para reparar el ferrocarril, al norte y al sur.<br />
Tan pronto estuvo en operación la línea telegráfica, una avalancha de más de quinientos<br />
telegramas inundó a Mafeking y mantuvo a los operadores trabajando día y noche. Uno de los<br />
primeros mensajes fue inmediatamente entregado a Baden-Powell.-<br />
Tenia una conocida dirección del remitente:-Castillo de Windsor.<br />
Yo y todo mi Imperio (telegrafió la Reina Victoria) se regocijan altamente por la<br />
liberación de Mafeking, después de la espléndida defensa hecha por usted durante todos<br />
estos meses. Lo congratulo de corazón, a usted y a todos bajo su mando, militares y civiles,<br />
británicos y nativos, por el heroísmo y la devoción que han mostrado.<br />
V.R.l.<br />
Pocos días después llegó otro telegrama, esta vez de la Oficina de Guerra: Su Majestad tenía<br />
el placer de aprobar el ascenso del Coronel Robert S.S. Baden-Powell al rango de Mayor-<br />
General. A los 43 años, y sin haber pasado por el Colegio de Estado Mayor! B-P no<br />
solamente había ganado la promoción que había codiciado, sino que se había convertido en el<br />
Mayor-General más joven del Ejército Británico.-<br />
Pero no fue hasta que la línea de ferrocarril que iba al sur estuvo reparada y los trenes<br />
comenzaron al llegar, que B-P pudo entender totalmente el efecto que el asedio había<br />
significado para el pueblo de la Gran Bretaña. Cada tren que llegaba a la estación de Mafeking<br />
descargaba sacos de correo con millares de cartas, la mayor parte dirigida al espontáneamente<br />
proclamado Héroe de Mafeking. El hermano de B-P, Baden, quien se había quedado allí<br />
mientras tanto, se encargó de manejar el voluminoso correo. Organizó un cuerno de voluntarios<br />
para abrir y clasificar las cartas.-<br />
Sin excepción, las cartas expresaban la más profunda admiración por la hazaña de Baden-<br />
Powell al mantenerse firme en Mafeking, y el más alto regocijo por cada uno de los trucos que<br />
le había jugado a sus sitiadores. Parecía que toda Inglaterra estuvo pendiente de los mensajes<br />
que habían salido en escasas ocasiones de la asediada ciudad, desde el frívolo telegrama de B-P:<br />
Cuatro horas de bombardeo, un perro muerto, en los primeros días del asedio, hasta su<br />
declaración a Lord Roberts. hacia el final, de que Mafeking resistiría.-<br />
Las cartas llegaban de toda clase de ingleses desde los palacios de los duques y los<br />
alojamientos de sus sirvientes, de generales y soldados, de agricultores y oficinistas, de amas de<br />
casa y artistas, de niños de escuelas e internados. No había manera de estimar por las cartas<br />
cuantos orgullosos padres y madres habían bautizado a sus hijos con el nombre del Héroe de<br />
Mafeking, ni cuantos cachorros de animales habían tenido la misma suerte. Veintenas de<br />
señoritas le proponían matrimonio al altamente apetecible soltero, y jóvenes de todas las edades<br />
expresaban su esperanza de unirse al héroe en sus proezas futuras.<br />
El comandante en Jefe del Ejército Británico se unió al coro:-<br />
Usted lo hizo espléndidamente y fue ciertamente una de las cosas más gratas que haya<br />
tenido que hacer en la guerra, el haber recomendado, a las pocas horas de haberse<br />
recibido la noticia de la liberación de Mafeking, que la Reina lo ascendiera.-<br />
Ahora tiene el balón a sus pies, y excepto por accidente, la grandeza está frente a usted.<br />
Que pueda llegar a la meta es lo que desea fervientemente, su muy sincero .-<br />
113<br />
WOLSELEY<br />
Pero no fue solamente en Mafeking que las cartas para B-P se amontonaban. Lo mismo<br />
estaba pasando en su casa de Londres, en el N° 8 de St. Georges Place:- - nos dedicamos cada<br />
día a contestar cientos y cientos de cartas y poemas llenos de la admiración del mundo<br />
entero .- Tantos hacen preguntas, tantos envían humildes ofrendas y tantos remiten regalos ~<br />
cuidadosamente elaborados. Pequeños bustos tuyos, pequeñas chucherías con tu retrato,