Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
primero en el valle puede tomarlo como base de ulteriores operaciones y pasar por encima de<br />
las colinas circundantes para ver lo que hay más allá y lo que allí sucedió desde que se<br />
recogió el guijarro, e incluso para ver lo ocurrido antes de llegar allí. Pero el que puede hacer<br />
esto no tardará en poder prescindir de guijarro alguno, porque cuando aplicamos los sentidos<br />
del cuerpo causal a las contrapartes de los objetos físicos, vemos que nos representan las<br />
escenas del pasado.<br />
Según vamos desenvolviendo nuestra conciencia y nuestras facultades internas, llegamos a<br />
tener la continuidad de nuestra vida, hasta alcanzar la conciencia del ego, y entonces podemos<br />
recorrer las existencias pretéritas, incluso la del alma grupal en la que vivimos la etapa<br />
animal, contemplando con ojos animales a los seres humanos de aquel período y el diferente<br />
mundo que entonces florecía. Pero no hay palabras apropiadas para expresar lo que se ve de<br />
este modo, porque la diferencia de perspectiva trasciende toda descripción.<br />
Sin embargo, aparte de esta continuidad de conciencia, no existe memoria detallada, ni<br />
siquiera de los sucesos más culminantes. Por ejemplo, un individuo que en una existencia<br />
acepte la verdad de la reencarnación, no necesariamente seguirá aceptándola en la<br />
encarnación siguiente. Por lo que a mí respecta, la olvidé, y lo mismo le ocurrió a la señora<br />
Besant. Al llegar a la vida actual no sabía nada de la reencarnación; pero al oir hablar de ella,<br />
al instante reconocí su verdad. Todo cuanto hayamos conocido en el pasado rebrotará como<br />
una certeza apenas alguien, circunstancialmente, nos lo explique.<br />
En mi infancia, soñaba constantemente en una casa que, según supe después, era la casa en<br />
la que yo había vivido en una vida anterior. La veía en sueños completamente distinta de todo<br />
cuanto por entonces conocía en el plano físico, porque estaba edificada alrededor de un patio<br />
central (con una fuente, estatuas y arbustos) al que daban los aposentos. Soñaba en ella lo<br />
menos tres veces cada semana y conocía todas sus dependencias y a las personas que en ella<br />
habitaban. A mi madre se la describía constantemente y se la dibujaba en un plano. La<br />
llamaba la casa de mis sueños. A medida que fui creciendo ya no soñaba tanto ni con tanta<br />
frecuencia en ella, hasta que por fin se me borró completamente de la memoria. Pero un día,<br />
para explicarme cierto asunto, mi Maestro me enseñó un dibujo de la casa en donde yo había<br />
vivido en mi última existencia y la reconocí de inmediato.<br />
Cualquiera puede admitir, por simple raciocinio, la necesidad de la reencarnación; pero para<br />
demostrarla realmente es preciso conocer el pasado y el porvenir en el cuerpo causal. El único<br />
medio de romper los grilletes de la duda es mediante el conocimiento y una comprensión<br />
inteligente. La creencia ciega es un obstáculo para el progreso, aunque esto no significa que<br />
hagamos mal en aceptar racionalmente las afirmaciones de aquellos que sepan más que<br />
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