Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
juzgar a nuestro hermano que en esto incurra. Hay muchísima diferencia según los casos, y<br />
nos es imposible conocer los diversos factores que intervinieron en cada uno de ellos, aunque<br />
todos los tiene en cuenta la eterna ley de justicia.<br />
En las condiciones de la vida astral del hombre después de la muerte hay que considerar dos<br />
factores capitales: el tiempo que permanece en cada subplano y la intensidad de su conciencia<br />
en él. La permanencia en un subplano depende, según ya dijimos, de la cantidad de materia<br />
perteneciente a este subplano que asimiló durante la vida terrena.<br />
Pero la intensidad o grado de conciencia en un subplano no sigue precisamente la misma<br />
ley. Para comprender su método operativo consideremos un caso extremo. Supongamos que<br />
un hombre ha traído de la vida precedente ciertas tendencias cuya manifestación requiere gran<br />
cantidad de materia del séptimo subplano, y ha sido lo bastante afortunado en la vida actual<br />
para aprender en su primera infancia la posibilidad y la necesidad de reprimir dichas<br />
tendencias. Es improbable que los esfuerzos de semejante hombre sean uniformes y<br />
totalmente fructíferos; pero si lo fueran, se iría reemplazando firme, aunque lentamente, la<br />
materia astral grosera por otra más sutil.<br />
Este proceso, en todo caso, es gradual y puede ocurrir que el hombre muera antes de<br />
cumplirlo en su mitad. En ese caso, en su cuerpo astral quedaría bastante materia del séptimo<br />
subplano para obligarle a permanecer allí no poco tiempo; pero sería materia por medio de la<br />
cual su conciencia no estaría acostumbrada a actuar en la presente encarnación, y como no<br />
podrá adquirir de repente este hábito, el hombre permanecerá inconsciente en ese subplano<br />
hasta que se desintegre la materia de su cuerpo astral correspondiente al mismo subplano, de<br />
modo que dormirá durante todo el tiempo de su permanencia en él sin que le afecten sus<br />
molestias.<br />
Así pues, vemos que los dos factores de la existencia de ultratumba, el subplano a donde va<br />
el hombre y el grado de su conciencia en él, no dependen en lo más mínimo del género de<br />
muerte, sino de la índole de su vida, de modo que cualquier accidente, por repentino o terrible<br />
que sea, apenas altera dichos factores. Sin embargo, la antigua y conocida jaculatoria de la<br />
iglesia que dice: “De muerte repentina líbranos Señor”, se funda en alguna razón; porque, si<br />
bien la muerte repentina no empeora en modo alguno la situación del hombre en el plano<br />
astral, tampoco la mejora, mientras que el lento desgaste de la vejez o los estragos de una<br />
enfermedad larga y penosa o crónica siempre van acompañados de una considerable<br />
eliminación y pérdida de partículas astrales, de suerte que al recuperar el hombre su<br />
conciencia en el plano astral ya tiene hecha de antemano parte de la tarea principal que allí le<br />
incumbe.<br />
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