Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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EL KARMA COMO EDUCADOR<br />
Nadie puede recibir lo que no haya ganado, y todas las cosas nos llegan como<br />
consecuencia de las causas que nosotros mismos hemos originado. Si hemos puesto en<br />
acción la causa, también el efecto, porque causa y efecto son como el anverso y el<br />
reverso de una misma medalla que no puede subsistir el uno sin el otro. En realidad, el<br />
resultado nos alcanza como parte de nuestra acción original que, en este caso, puede<br />
decirse que continúa. Todo lo que nos pasa, bueno o malo, es obra nuestra, pero también<br />
se utiliza indudablemente en nuestro beneficio. El pago de una deuda sirve para el<br />
desarrollo del deudor, y al pagarla puede demostrar paciencia, valor y resignación ante<br />
la adversidad.<br />
La gente se queja continuamente de las circunstancias en que se ven envueltos y hay<br />
quien dice: “Tal como estoy no puedo hacer nada, con tanto trabajo y una familia tan<br />
numerosa. ¡Si yo tuviera la libertad de Fulano!”<br />
El que dice eso no se da cuenta de que todos esos obstáculos son parte de su educación<br />
y que se le interponen en su camino precisamente para enseñarle a superarlos. Sin duda<br />
que le gustaría tener ocasión de demostrar las facultades que ya ha desarrollado, pero lo<br />
que se necesita es que desarrolle las que no ha educido todavía, y esto exige un duro<br />
trabajo y un penoso sufrimiento, aunque también significa un rápido adelanto. Es cierto<br />
que no hay premios ni castigos, pero hay el resultado positivo o negativo de nuestras<br />
acciones. Si alteramos de algún modo el equilibrio de la naturaleza, inevitablemente,<br />
ésta se recuperará a costa nuestra.<br />
A veces, el ego delibera sobre si tomar o no cierto karma en la vida actual, aunque la<br />
mente cerebral no se percate de esa deliberación, de manera que las circunstancias<br />
adversas de las que el hombre personal se lamenta, son precisamente las escogidas por<br />
el ego para adelantar en su evolución. Cuando alcanza el discipulado y, por lo tanto, se<br />
encuentra algo más allá de la etapa general actual de evolución, suele dominar y alterar<br />
en gran parte su karma, no porque lo eluda en lo más mínimo, sino porque ya tiene<br />
muchos conocimientos nuevos y, en consecuencia, actualiza en diferentes direcciones<br />
nuevas fuerzas que modifican naturalmente la actuación de las antiguas. Oponen una<br />
ley a otra ley, neutralizando de este modo fuerzas cuya resultante podría ser entorpecer<br />
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