Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
lo menos, al nivel de las buenas intenciones, y así no han generado directamente tanto<br />
mal karma. Todos cometemos torpezas, a veces; todos incurrimos en el error; pero, en<br />
general, el hombre civilizado se esfuerza en beneficiar y no en perjudicar y, en<br />
consecuencia, genera por término medio más karma bueno que malo. Pero, como quiera<br />
que no todo el buen karma se vierte en la gran masa acumulada, nos parece que en ésta<br />
prevalece el malo en detrimento del bueno.<br />
El resultado de la mayor parte de los buenos pensamientos y acciones es mejorar al<br />
hombre y poner uno u otro de sus cuerpos en vibración responsiva a las fuerzas<br />
superiores, o educir de él las cualidades de valor, determinación, afecto y devoción que<br />
antes no poseía en tanta medida. Todo este efecto se manifiesta en el mismo hombre y<br />
en sus vehículos, pero no en la masa de karma acumulado sobre él. Pero, si realiza<br />
alguna buena acción con el claro deseo de recompensa, el buen karma resultante se<br />
acumulará con el otro hasta que llegue la ocasión oportuna de producir su efecto. Desde<br />
luego, este buen karma ata al hombre a la tierra tan inevitablemente como el mal karma;<br />
y, por lo tanto, el que aspire a progresar de verdad tiene que hacerlo todo sin pensar en sí<br />
mismo ni en el resultado de su buena acción, porque si no tiene pensamientos egoístas<br />
no le alcanzarán consecuencias que le sujeten al mundo físico.<br />
Esto no significa que el hombre pueda perder el provecho de una buena acción, como<br />
tampoco puede eludir las consecuencias de su culpa, sino que, si al obrar bien piensa en<br />
la recompensa que espera recibir, esta misma recompensa será su provecho, mientras<br />
que si se olvida por completo de sí mismo y hace la buena obra de todo corazón, porque<br />
es justo hacerla y por eso no puede hacer lo contrario, toda la energía del resultado se<br />
invertirá en el perfeccionamiento de su carácter y no quedará nada de ello que lo ate a<br />
los planos inferiores. La verdad es que, en todos los casos, el hombre recibe lo que<br />
desea. Cristo dijo: “En verdad os digo que ya recibieron su recompensa.” Quien apetece<br />
el fruto de una buena acción lo recibe. Quien no piensa para nada en sí mismo, o que<br />
sólo piensa en servir de canal a la energía del Logos, se convierte en un canal aun más<br />
útil a consecuencia de la acción que dicho pensamiento provocó.<br />
La consideración de que muchos hacen buenas obras en el nombre de otro y por su<br />
causa, aporta otra complejidad a quien de esta manera hacen partícipe de los resultados.<br />
El cristiano hará buenas obras en nombre de Cristo y el teósofo en el del Maestro; y la<br />
justicia exige que, en ese caso, parte del beneficio recaiga en la poderosa entidad<br />
invocada. De este modo, los Grandes Seres a quienes muchos envían pensamientos de<br />
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