Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
entre éstos se ven algunas auras extensas. Cuanto más vigoroso y claro es el sentimiento de<br />
una persona, mayor es su aura.<br />
A veces, en el aura hay una leve distorsión, o sea que está algún tanto deformada. Según<br />
expliqué antes, la mayor parte de las personas tienen el vórtice menor del ovoide hacia arriba,<br />
pero en los estudiantes de Teosofia tiende a ampliarse en la cúspide, porque las características<br />
que desarrollan se manifiestan en materia cuya ligereza específica la hace flotar en la parte<br />
superior. El incremento del tamaño del aura es un requisito previo para la iniciación, y las<br />
cualidades han de estar visibles en ella. Dicen los libros que el aura de un Buda tiene,<br />
aproximadamente, un radio de 4.820 metros, y en una etapa inmediatamente inferior a la de<br />
Buda he visto un aura de unos 3.220 metros. El aura aumenta de un modo natural en cada<br />
iniciación. Los devas no siguen nuestra misma línea evolutiva ni reciben las iniciaciones que<br />
nosotros recibimos, porque los dos reinos convergen en un punto superior al del adepto. Hay<br />
senderos por donde un hombre puede entrar en la evolución dévica desde nuestra propia etapa<br />
e incluso desde una etapa más inferior. Se pregunta si los devas suelen estar cerca de nosotros,<br />
y si les gusta enseñar a los hombres. Por lo general, desean exponer y explicar cuestiones<br />
referentes a su evolución a todo ser humano suficientemente desarrollado para comprenderlas.<br />
Por este medio se dan muchas enseñanzas, pero la mayor parte de las personas no están<br />
preparadas todavía para recibirlas y por esto son incapaces de aprovecharlas. Que sepamos, la<br />
obra de los devas no está sujeta a regla o límite, porque tienen más modalidades de actividad<br />
de las que se pueden imaginar.<br />
En Adyar suele haber multitud de devas, y como los Maestros van allí frecuentemente, hay<br />
en esto grandes ventajas. lo único que se necesita para verlos es un poco de clarividencia en el<br />
momento oportuno. De estos seres proviene un estímulo que los hombres sienten cada cual a<br />
su manera. Acaso, en la primera encarnación del Señor Gautama en la personalidad del<br />
primitivo Zoroastro, se le tomó tal vez por un deva a causa del fuego, que es uno de los signos<br />
de su desarrollo. Se dice que durante las meditaciones del Señor Buda brotaban llamas de su<br />
aura; pero conviene recordar que las formas mentales ordinarias pueden parecerle llamas al<br />
que no esté acostumbrado a verlas. El fulgor del Cristo en la transfiguración es un caso<br />
análogo.<br />
En Adyar hay a nuestro alrededor multitud de gloriosas influencias cuyo efecto es<br />
proporcional a nuestra receptividad. De ellas tomamos lo que somos capaces de tomar, y nada<br />
más. El que siempre esté pensando en sí mismo podrá bañarse durante todo un año en el<br />
fulgor magnético de un deva sin que le aproveche lo más mínimo, e incluso tal vez le<br />
perjudique, porque las formidables vibraciones dévicas intensifican las cualidades del<br />
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