Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
egoísmo es una intensificación de la personalidad a expensas de la individualidad, y<br />
uno de sus resultados será el fortalecimiento de la personalidad, con lo cual el<br />
egoísmo tiende a reproducirse en forma más pesada y continúa fortaleciéndose.<br />
De esta manera, la individualidad se iría debilitando cada vez más en cada vida,<br />
sofocada por la personalidad, y la persistencia en el egoísmo sería un impedimento<br />
fatal para el progreso, porque la penalidad más severa de la naturaleza siempre es la<br />
privación de ocasiones de progresar. Con esto, tenemos ya una idea de cómo se<br />
derivan del egoísmo los pésimos resultados, de manera que endurecen al hombre y<br />
le hacen insensible a toda influencia benéfica, imposibilitando su progreso hasta<br />
que no vence el egoísmo.<br />
También desembocaría en el plano físico el karma de todas las acciones injustas o<br />
malévolas que por egoísmo cometa el hombre; pero la peor penalidad que sufriera<br />
por esto, sería baladí y efímera en comparación con el efecto producido en su<br />
actitud mental. Existe la posibilidad de que naciera en contacto con gentes egoístas,<br />
y que el sufrimiento que le ocasionara este vicio por parte de los demás le enseñara<br />
a él a comprender cuán aborrecible es en él. Pero los recursos de la ley son<br />
inagotables y nos engañaríamos si la imagináramos actuando en la dirección que<br />
nuestra ignorancia le designe.<br />
Gran parte de los sufrimientos del hombre son lo que Sinnet llama “karma al<br />
contado”, es decir, que no derivan de las acciones de vidas pasadas ni, en cierto<br />
sentido, son absolutamente necesarios. Pero, a pesar de los ejemplos y consejos con<br />
que se le alecciona y de los escarmientos que presencia, las acciones del hombre<br />
son tan insensatas, su ignorancia tan invencible y tan evidente su perversidad, que<br />
de continuo se está acarreando sufrimientos cuyas causas son transparentemente<br />
notorias y fácilmente evitables. No hay exageración al decir que las nueve décimas<br />
partes de los sufrimientos del hombre vulgar son de todo punto innecesarios,<br />
porque no son el resultado de un lejano pasado, sino de un error o insensatez de la<br />
vida presente. También se ha de tener en cuenta que el hombre suele equivocarse en<br />
sus cálculos al discernir entre los buenos y los malos resultados. El hombre vulgar<br />
teme la muerte como al peor de los males, ya por sí mismo, ya por los suyos; y no<br />
obstante, en muchos casos, la muerte es una recompensa kármica. Casi nunca es un<br />
mal o un castigo, sino un sencillo incidente, una especie de movimiento de una<br />
pieza en un juego, inevitable en ciertos momentos, y siempre provechoso para<br />
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