Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
debidamente saldada por el sufrimiento físico o mental que acompañe a semejante<br />
muerte, puede muy bien aprovecharse la ocasión de saldarla cuando así se ofrezca,<br />
aunque no haya sido incluida en el plan original de aquella existencia. Pero, si en el<br />
conjunto del karma en reserva no hay nada a propósito para esa muerte, el hombre no<br />
puede morir entonces e inevitablemente se salvará, aunque sea por medios que parezcan<br />
milagrosos. Conocemos casos en que el desprendimiento de una enorme viga salvó a un<br />
hombre de quedar aplastado bajo los escombros de una ruina, o en que al irse a pique<br />
un trasatlántico con toda la tripulación y pasajeros, sólo uno pudo ganar la costa asido a<br />
una jaula de gallinas.<br />
No hemos de olvidar la influencia que ejerce en nuestro destino la tercera variedad de<br />
karma, o sea el que estamos generando diariamente. Un hombre puede estar realizando<br />
tan buena labor en la tierra que, de momento, convenga la conservación de su vida<br />
física; y puede haber obrado de manera que merezca o que no merezca relevarlo del<br />
plano físico en aquel período particular. Nuestra tendencia es atribuir una importancia<br />
exagerada al momento o manera de morir. Si, por un instante, nos esforzamos en<br />
imaginar cómo deben considerar este punto los Grandes Seres encargados de nuestra<br />
evolución, apreciaremos con más fidelidad el valor relativo de la muerte. Para Ellos lo<br />
único importante es el progreso de los egos que tienen a su cuidado. Saben qué<br />
lecciones han de aprender y qué cualidades han de desarrollar.<br />
Los Grandes Seres deben mirar el progreso de los egos como un profesor considera la<br />
tarea que el alumno ha de llevar a cabo antes de extenderle el certificado de aptitud para<br />
emprender estudios universitarios. El profesor distribuye la tarea del alumno según el<br />
tiempo de que dispone, señalando la que tiene que hacer durante el curso y<br />
subdividiéndola en períodos mensuales y en lecciones diarias. Pero el profesor se<br />
permitirá mucha amplitud con respecto a las subdivisiones, destinando dos días en vez<br />
de uno a la resolución de algún punto difícil, o puede terminar una lección antes de la<br />
hora reglamentaria si los alumnos ya la han entendido.<br />
Nuestras vidas son exactamente los días de la escuela de la vida, y la lección puede<br />
abreviarse o puede prolongarse según al maestro le parezca mejor. La muerte es,<br />
sencillamente, la salida diaria de la escuela al terminar una lección. No hemos de<br />
inquietarnos lo más mínimo sobre la muerte y hemos de recibirla agradecidos<br />
dondequiera y cuandoquiera que el karma nos la depare. lo importante es aprender la<br />
lección señalada, porque las secciones en que esta lección se divida, el tiempo invertido<br />
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