Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
Veamos, pues, qué posibilidades tiene de generar karma en esta su limitada vida celeste,<br />
aunque la limitación lo es tan sólo desde el punto de vista del mundo mental puesto que, en sí,<br />
sus posibilidades son mucho mayores que las de la vida física. En las condiciones del mundo<br />
celeste el hombre no puede tener nuevos afectos o devociones, sino que persiste en las<br />
devociones o afectos previamente establecidos, aunque muchísimo más intensos que cuando<br />
actuaba bajo las onerosas limitaciones del cuerpo físico.<br />
El hombre vulgar, según lo hemos descrito, sin darse cuenta produce tres resultados distintos<br />
durante su vida celeste. Pongamos, por ejemplo, la emoción del cariño que siente por algunos<br />
seres que le recuerdan amorosamente en la tierra y en cuyas personalidades influye su<br />
memoria. Pero, además de esto, hay el ya mencionado efecto resultante de forjar una imagen<br />
de cada amigo, cuyo ego responderá vigorosamente a la imaginativa representación. El afecto<br />
o el cariño que el morador del mundo celeste derrama sobre el ego de su amigo, manifestado<br />
en la forma mental que para él forjó, es una poderosa fuerza para el bien, con no poca<br />
influencia en la evolución de aquel ego, pues despierta en él un afecto que no se despertaría<br />
de otro modo, y lo eleva considerablemente en la escala de su progreso espiritual por la<br />
persistente intensificación del afecto durante los siglos de vida celeste. La benéfica acción que<br />
el morador del mundo celeste realiza en favor de otro ego genera karma, con toda seguridad,<br />
aunque no se de cuenta de ello al poner en movimiento todo este mecanismo.<br />
A veces, la acción de la fuerza mental así derramada sobre el ego de un ser querido todavía<br />
vivo puede manifestarse en la personalidad de éste en el plano físico. La acción recae en el<br />
ego por medio de la forma de pensamiento, pero la personalidad del viviente es una expresión<br />
del mismo ego cuya influencia recibida puede reflejarse en su expresión física.<br />
Se preguntará ¿por qué el pensamiento del hombre devachánico no actúa sobre su amigo<br />
terrestre como actúa el de un conviviente, es decir, por qué las vibraciones de su cuerpo<br />
mental no hieren directamente el cuerpo mental del amigo, o por qué no forja una forma<br />
mental que, atravesando el espacio, influya en el amigo del mundo ordinario? Responderemos<br />
que así sucedería si el hombre devachánico actuara libre y conscientemente en el mundo<br />
mental, pero lo impide la peculiar condición del hombre ordinario en el mundo celeste, donde<br />
se encierra en la concha de sus propios pensamientos, separado del resto del mundo mental e<br />
incluso de los mundos inferiores. Si sus pensamientos pudieran llegar a nosotros por la vía<br />
ordinaria, también podrían llegar a él nuestros pensamientos por la misa vía, pero sabemos<br />
que no es así. La representación mental que forja de su amigo o ser querido, está dentro de la<br />
concha y, por lo tanto, él puede actuar sobre ella, y como el ego del amigo se infunde en esta<br />
forma mental, de este modo, la fuerza alcanza al ego del amigo y, hasta cierto punto, según<br />
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