Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
Una vez la conciencia astral despierta, el hombre la conserva noche y día hasta el fin de su<br />
vida astral, de modo que así evita la pérdida temporal de su conciencia a la muerte del cuerpo<br />
físico.<br />
La etapa inmediata superior, por lo general muy larga, es el desarrollo de la conciencia en el<br />
cuerpo mental, y cuando el hombre la alcanza permanece consciente desde que nace en la<br />
tierra hasta el fin de su vida celeste. Pero incluso entonces, todavía sigue siendo la conciencia<br />
de la personalidad, no la del ego, de modo que aún ha de recorrer otra etapa antes de lograr la<br />
identificación completa.<br />
Es evidente que en cualquiera de estas etapas el hombre genera karma en cuanto alcanza su<br />
conciencia, pero ¿qué decir del hombre que aún no ha logrado siquiera enlazar su conciencia<br />
astral con la física? Por poco que actúe en el plano astral durante el sueño, debe producir<br />
resultados. Si siente, aunque de manera vaga, amor y afecto hacia ciertas personas y a ellas se<br />
dirige durante el sueño con pensamientos vagos de benevolencia, las afectará sin duda en<br />
cierto grado y los efectos serán buenos, por lo que no evitará una reacción también buena<br />
sobre él. lo mismo ha de suceder si por desgracia los sentimientos son de repulsión o de odio<br />
vivo, y el resultado para él, en este caso, no podrá por menos que ser penoso.<br />
Cuando después de la muerte física vive enteramente en el mundo astral, su conciencia es<br />
más clara que de lo que fue durante el sueño del cuerpo físico y, por lo tanto, tiene mayor<br />
capacidad de pensar y obrar deliberadamente respecto a los demás, siendo así mucho mayores<br />
sus ocasiones de generar buen o mal karma. Pero al término de la vida astral el hombre pasa<br />
al mundo celeste y allí alcanza un estado en el que le resulta imposible la actividad. Durante<br />
sus vidas física y astral alimentó actividades en su cuerpo mental, pero sólo en determinadas<br />
direcciones, y al vivir enteramente en su cuerpo mental se halla recluido en ellas como en una<br />
torre, separado del mundo circundante y capaz tan sólo de atisbado por las ventanas que<br />
abrieron sus actividades precedentes.<br />
A través de estas ventanas influyen en él las energías del plano mental y al responder a ellas<br />
disfruta de vívidos goces, aunque limitados a su peculiar condición mental, pero, si bien así<br />
está separado del pleno goce de las posibilidades del mundo mental, no debemos suponer que<br />
se percate de esta restricción de sus actividades y sentimientos sino que, al contrario, goza de<br />
cuanta felicidad es capaz y le parece imposible que haya mayor gozo del que disfruta. En<br />
realidad se ha encerrado dentro de ciertos límites, pero no se da cuenta de ello y posee todo<br />
cuanto pueda desear o pensar. Se ha rodeado de las imágenes de sus seres queridos, y por<br />
medio de ésta se relaciona con ellos más estrechamente de lo que lo estuvo en los planos<br />
inferiores.<br />
32