Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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LA VIDA CELESTE<br />
La principal dificultad en comprender la vida celeste proviene del inveterado hábito de<br />
confundir al hombre real con la personalidad. Hemos de recordar que si dos amigos están<br />
unidos por lazos afectivos, las almas se ligan, pero no los cuerpos, y son amigos en la tierra<br />
porque encarnados en otros cuerpos muy distintos se conocieron y se quisieron acaso durante<br />
miles de años. Esta circunstancia establece en el mundo sus relaciones físicas, pero sin<br />
capacitados para comprenderse mutuamente más allá de lo que permiten sus facultades<br />
físicas, pues cada uno de ellos lleva tres tupidos velos en forma de cuerpos mental, astral y<br />
físico que les encubren uno a otro su verdadero ser. Al morir uno de ellos pasa al plano astral,<br />
donde se encuentra con el otro cara a cara durante el sueño de este último, y entonces ya<br />
pueden reconocerse algo mejor, pues ambos se comunican sin el más tupido de los tres velos,<br />
o sea sin el cuerpo físico. El desencarnado se relaciona todavía únicamente con la<br />
personalidad de su amigo y, por lo tanto, si a éste le sobreviene alguna amarga tribulación en<br />
la tierra donde vive durante el estado vigílico, la reflejará inevitablemente en su cuerpo astral,<br />
y el desencarnado se dará cuenta de ella cuando lo vea durante la noche. En rigor, los estados<br />
de sueño y de vigilia son modalidades de una sola vida, pues durante el sueño nos percatamos<br />
de ello y mantenemos continuamente viva la memoria de ambos estados, por lo que siendo<br />
con el cuerpo astral del viviente con quien se comunica el desencarnado, el cuerpo astral de su<br />
personalidad, el desencarnado sabe todo cuanto le sucede a esta personalidad.<br />
Pero, al llegar al mundo celeste las condiciones cambian. El desencarnado actúa entonces en<br />
su cuerpo mental, el mismo que tenía en sus vidas física y astral, y al relacionarse con su<br />
amigo no se pone en contacto con el cuerpo mental que éste tiene en la tierra, sino que con su<br />
pensamiento crea una forma mental distinta para su amigo, quien la anima actuando en su<br />
propio nivel y en el cuerpo causal. Así proporciona a su amigo encarnado el medio de ejercer<br />
una actividad que nada tiene de común con la vida de la personalidad en el plano físico.<br />
No es posible que el ego de un encarnado anime a la vez más de un cuerpo físico, pero sí<br />
puede animar a un mismo tiempo las formas mentales que de él construyan quienes viven en<br />
el mundo celeste. Me parece que por una mala interpretación de este hecho, muchos piensan<br />
que un ego puede estar encarnado en varios cuerpos físicos. Así vemos que cualquier tristeza<br />
o tribulación del hombre viviente en el mundo terrestre capaces de influir en su cuerpo<br />
mental, no afectarán en lo más mínimo las formas mentales que de él forjen otros en la vida<br />
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