Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
en ellas y el momento en que han de empezar o terminar, son pormenores que<br />
muy bien podemos dejar en manos de los agentes de la Gran Ley.<br />
Considerada desde este punto de vista, ninguna muerte es prematura, porque<br />
siempre podemos estar absolutamente seguros de que cuanto nos ocurra es lo<br />
mejor que nos puede suceder. Nuestra incumbencia o nuestro deber está en obrar<br />
tan rectamente como podamos en cada vida, y en esforzarnos en conservarla el<br />
mayor tiempo posible, porque si la abreviamos por negligencia o la<br />
desperdiciamos, la responsabilidad será nuestra, con resultados que, con toda<br />
seguridad, serán perjudiciales; pero si la acorta alguna vicisitud ajena a nuestra<br />
voluntad, podemos estar seguros de que este acortamiento es para nuestro bien.<br />
Sin embargo, es verdad todo lo que se ha escrito en algunos de nuestros libros<br />
acerca de la muerte “prematura”. En la decrepitud se desvanece el deseo, y así se<br />
efectúa algo de la obra de la vida astral antes de que el hombre deje el plano<br />
físico. El mismo resultado produce una larga enfermedad y, por consiguiente, en<br />
ambos casos la vida astral suele ser relativamente corta y sin penosos<br />
sufrimientos. Este es el proceso ordinario de la naturaleza y tan sólo por<br />
comparación con él puede llamarse “prematura” una muerte temprana. Si el<br />
individuo muere joven, el deseo es todavía muy fuerte y, por lo tanto, se puede<br />
esperar una vida astral más ardorosa y robusta, lo cual, en general, es una<br />
condición menos apetecible. Pero si las Potestades ocultas deciden que es más<br />
conveniente una muerte temprana, se puede asegurar que computan otras<br />
consideraciones que compensen la prolongación de la vida astral.<br />
Por lo tanto, parece probable que en la mayoría de los casos el momento exacto<br />
y la clase de muerte de un hombre no se decide antes ni en el acto de nacer. Los<br />
astrólogos confiesan que en muchos casos no pueden predecir con certeza la<br />
muerte del individuo cuyo horóscopo están examinando. Dicen que en cierta<br />
época las influencias maléficas son más intensas y que el hombre puede morir<br />
entonces, y si no, seguirá viviendo hasta que vuelvan a ponerle en riesgo de<br />
muerte los aspectos malignos, y así sucesivamente. De la misma manera, un<br />
quiromántico nos dice que en tales y cuales puntos hay notables interrupciones o<br />
marcas en la raya de la vida que pueden indicar o bien la muerte, o tan sólo graves<br />
enfermedades. Es probable que estas inseguridades de astrólogos y quirománticos<br />
representen puntos dejados en suspenso para una decisión ulterior y que, en gran<br />
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