Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
El deseo que tiene el animal de progresar determina una continua presión o impulso, y las<br />
características que ha desarrollado determinan el punto donde esta presión se manifiesta, y<br />
forma así el requerido lazo entre la mónada y su personalidad, estableciendo algunas<br />
características del nuevo ego, que llega con ellas a la existencia. La formación efectiva del<br />
lazo, generalmente, es instantánea cuando la provoca el afecto o la voluntad; pero es mucho<br />
más gradual cuando proviene del desarrollo mental, y esto constituye también una diferencia<br />
muy notable en el curso de la futura evolución de la entidad.<br />
Durante las recientes investigaciones hemos descubierto que de la multitud de seres<br />
individualizados simultáneamente en determinado punto de la cadena lunar, los que lograron<br />
la individualización por desarrollo intelectual gradual, encarnaron en la tierra hace cosa de un<br />
millón de años y, desde entonces, su intervalo entre dos vidas ha venido siendo de unos mil<br />
doscientos años, mientras que los individualizados por un repentino impulso de afecto o<br />
voluntad no encarnaron hasta cuatrocientos mil años más tarde que aquellos; pero su<br />
condición en realidad es la misma, porque los intervalos entre dos vidas suelen durar para<br />
ellos unos setecientos años y su condición actual equivale a la de los otros.<br />
Conviene tener muy en cuenta que la diferencia de intervalo no supone en absoluto que los<br />
que encarnaron posteriormente hayan de generar menos fuerza espiritual durante sus vidas<br />
terrestres. Si alguna diferencia se nota es más bien favorable a los de cortos intervalos porque,<br />
por ser generalmente más devotos, parecen capaces de generar más fuerza que los otros en<br />
igualdad de tiempo. Acaso expresaríamos mejor esta idea diciendo que, en cierto modo,<br />
generan diferente clase de fuerza y, probablemente, ambas son necesarias como complemento<br />
una de otra. La diferencia de intervalo entre las vidas significa, sencillamente, que disfrutan<br />
con mayor concentración de su felicidad y, por lo tanto, consumen igual fuerza en mucho<br />
menos tiempo. En efecto, parece como si el período de sus respectivas encarnaciones<br />
estuviese ordenado de manera que después de pasar por el mismo número de ellas pudiesen<br />
volver a un punto de coincidencia para trabajar en mutua compañía.<br />
Posteriores investigaciones nos han convencido de que, en cuanto a la duración de los<br />
intervalos entre las vidas, éstos son mucho más variables de lo que en un principio<br />
suponíamos. Es indudable que la energía que el hombre ha de consumir, primero en el mundo<br />
astral y luego en el celeste, es precisamente la misma que desarrolló durante su vida terrena,<br />
con más la energía que pudiera desarrollar en el transcurso de su permanencia en dichos dos<br />
mundos. Pero es evidente que esta energía no se consume siempre en la misma proporción,<br />
pues la necesidad de que encarnen juntos ciertos grupos de individuos, sea para agotar mutuas<br />
relaciones kármicas, sea para aprender a trabajar unidos por un sublime finalidad es, sin<br />
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