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Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste

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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />

Hombre Visible e Invisible y en El Credo Cristiano, de manera que no hay necesidad de<br />

repetirlo; pero en dichas obras se dejó en blanco la posibilidad de efectuar la primera relación<br />

entre el ego y su personalidad de varios modos pues puede hacerse entre la mente inferior y la<br />

superior, entre cuerpo astral y la razón pura, o entre el cuerpo físico y el espíritu.<br />

Cuando un animal doméstico recibe un trato cariñoso cobra intenso afecto a su dueño y un<br />

vivo deseo de comprenderlo, complacerle y anticiparse a lo que intenta hacer. A veces, el<br />

dueño prodiga un pensamiento afectuoso al animal durante algunos minutos o se esfuerza en<br />

enseñarle alguna cosa y, en estos casos, pasa una acción directa e intencionada desde el<br />

cuerpo mental o astral del dueño al correspondiente vehículo del animal. Pero es<br />

relativamente rara, y la mayor parte de la obra se efectúa sin la expresa volición del hombre ni<br />

del animal, sino tan sólo por la incesante e inevitable interacción debida a la proximidad de<br />

ambas entidades. Las vibraciones astrales y mentales del hombre son mucho más intensas y<br />

complejas que las del animal, y por lo tanto, ejercen una continua presión sobre éste.<br />

Así pues, vemos que el carácter y tipo del dueño influirá poderosamente en el destino del<br />

animal. Si el dueño es un hombre emotivo y de vivos afectos, probablemente estimulará con<br />

mayor intensidad el cuerpo astral del animal, cuyo definitivo desprendimiento del alma grupal<br />

derivará de algún repentino impulso de vivísimo afecto que alcanzará el aspecto de “razón<br />

pura” de la mónada flotante que le corresponde, determinando así la formación de un ego. Si,<br />

por el contrario, el dueño no es emotivo y las principales actividades de su temperamento son<br />

de tipo intelectual, estimulará el incipiente cuerpo mental del animal y, con toda probabilidad,<br />

la individualización tendrá lugar a causa de que el desarrollo mental llegue a un punto<br />

demasiado elevado para continuar incluido en el alma grupal. También puede pasar que el<br />

dueño del animal sea un hombre muy espiritual, o con una extraordinaria fuerza de voluntad,<br />

y que el animal desarrolle por él vivo afecto y admiración. Entonces se estimula la voluntad<br />

del animal, manifestada en el cuerpo físico por la intensa actividad e inquebrantable decisión<br />

de hacer cuanto pueda en servicio de su dueño.<br />

Es difícil desechar la idea de que la distancia entre el espíritu y el cuerpo físico debe ser<br />

mucho mayor que la que hay entre el cuerpo mental y el cuerpo causal, o la de entre el cuerpo<br />

astral y el de la razón pura. Pero no es así, porque no se trata en absoluto de una cuestión de<br />

distancia en el espacio, sino de transmisión de vibraciones entre el punto de emisión y el lugar<br />

de reflexión. Admitiéndolo así, es evidente que cada reflejo debe estar directamente<br />

relacionado con su original, sea cual sea la distancia, y en un enlace más cercano con él que<br />

con cualquier objeto situado fuera de la línea recta, aunque este objeto esté más próximo en el<br />

espacio.<br />

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