Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
Una vez fuera del cuerpo físico, conviene esforzarse en recordar que se encuentra en el<br />
mundo astral y que sería un consuelo para la conciencia física aportarle algún recuerdo. Ha de<br />
ser ordenado en sus esfuerzos y cada vez que logre acordarse de algo en estado de vigilia le<br />
será más fácil el recuerdo en la siguiente ocasión, hasta llegar al recuerdo autonómico. En<br />
realidad, entre el sueño y la vigilia hay un momento de inconsciencia resultante del tupido<br />
velo de materia atómica que han de atravesar las vibraciones.<br />
Al restituirse al cuerpo físico desde el mundo astral se nota una estrechez parecida a la de si<br />
le envolvieran en una espesa y pesada capa. El gozo de la vida en el plano astral es tan intenso<br />
que la vida física no parece vida en comparación con él. Muchos hombres que pueden actuar<br />
en el mundo astral durante el sueño del cuerpo físico, consideran el regreso cotidiano al<br />
mundo físico como cuando los vivientes suelen ir al trabajo diario, es decir, que si bien no van<br />
a disgusto, no irían de no verse obligados. Cuando el hombre actúa libremente en el mundo<br />
mental, la vida astral le parece esclavitud, y así sucesivamente según va elevándose de plano<br />
en plano hasta llegar al búddhico cuya esencia es la felicidad. Aunque una vez alcanzado este<br />
nivel el hombre esté trabado e incapaz de expresar lo que es la felicidad cuando actúa en el<br />
plano físico, no deja por ello de ser feliz y sabe que cuantos no pueden ahora saber lo que es<br />
la felicidad la sentirán y conocerán algún día. Quien por sólo un instante pudiera experimentar<br />
la realidad de los planos superiores, no volvería jamás a tener el mismo concepto que hasta<br />
entonces tuvo de la vida.<br />
Los goces astrales son mucho más intensos que los del mundo físico y las personas arriesgan<br />
apartarse del sendero del progreso atraídos por ellos. Mientras el hombre está recluído en su<br />
cuerpo físico le es completamente imposible imaginar cuán halagadores son estos goces, pero<br />
no ejercen ningún atractivo en quienes han vislumbrado algo superior. Después de la muerte<br />
conviene pasar por el mundo astral tan rápidamente como sea posible, aunque con provecho,<br />
y no ceder a sus goces, como no debe cederse a los del mundo físico. No tan sólo se han de<br />
resistir y vencer los deseos terrenos por conocimiento de las vidas astral y devachánica, sino<br />
trascender los goces de ellas, para gozar de la vida espiritual y sustituir lo transitorio por lo<br />
eterno.<br />
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