Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
celeste, pero sí que en semejante estado el ego nota la tristeza o la tribulación en su propio<br />
cuerpo causal, es decir, no las conceptuará como tristeza o tribulación personal, sino tan sólo<br />
como lección o pago de una deuda kármica. Con ello no estará ilusionado, porque ve la cosa<br />
tal como es, desde el punto de vista del ego en su propio plano. La ilusión está en nuestra<br />
visión personal inferior, porque vemos tribulación y tristeza donde realmente no hay sino<br />
etapas de adelanto en nuestro camino.<br />
Dos amigos pueden conocerse muchísimo mejor en el nivel mental porque su individualidad<br />
ya sólo está velada por el cuerpo mental, aunque todavía queda un velo por rasgar. Si el<br />
desencarnado sólo conoció a su amigo bajo un aspecto durante la vida terrena, el amigo sólo<br />
podrá manifestarse bajo este aspecto en el mundo celeste, aunque con mucha mayor amplitud<br />
y verdad que cuando el desencarnado lo veía en los planos inferiores. El morador del<br />
devachán no pierde en absoluto la idea de sufrimiento pues recuerda con toda claridad su vida<br />
pasada, pero en cambio ahora comprende muchas cosas incomprensibles durante la vida física<br />
y las delicias del presente son tan intensas para él, que las penas y tristezas derivadas de la<br />
personalidad le parecen un sueño.<br />
Se pregunta cómo los vivientes en la tierra podemos comunicarnos con los amigos del<br />
devachán. Ante todo, es preciso recordar que la personalidad no puede comunicarse con los<br />
moradores del mundo celeste, pues esta comunicación tan sólo le es posible al ego que actúa<br />
en las formas mentales construidas por el amigo con el que está en relación.<br />
Supongamos que muera una madre, excelente católica, dejando en el mundo a su<br />
queridísima hija, y que ésta abrace la Teosofía después de haber llegado su madre al<br />
devachán. Por supuesto que la madre seguirá representándose imaginativamente a su hija<br />
como católica ortodoxa, y ¿no sería esto una ilusión? Con toda seguridad lo sería; pero en esto<br />
tenemos el ejemplo de una de las posibles limitaciones a que antes me refería, pues la madre<br />
tan sólo podría ver los pensamientos de su hija capaces de expresar ideas ortodoxas, aunque<br />
de las nuevas enseñanzas la hija hubiera adquirido conocimientos que la madre no era capaz<br />
de comprender. Sin embargo, según fuese el ego de la hija aprovechándose de lo aprendido<br />
por la personalidad, se inclinaría por su parte a ampliar y a perfeccionar las ideas de la madre,<br />
aunque siempre siguiendo su línea mental de costumbre. De este modo no habría ningún<br />
recelo sobre la diferencia de opinión sin rehuir el estudio de las diferentes cuestiones<br />
religiosas.<br />
Desde luego, estoy hablando de una persona corriente. En el caso de un ego más avanzado y<br />
plenamente consciente en el cuerpo causal, descendería a propósito a la forma mental que le<br />
hubiese construído un amigo del mundo celeste y, utilizándola como cuerpo mental<br />
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