Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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KARMA ANIMAL<br />
Los estudiantes suelen preguntar cómo actúa el karma en el reino animal, diciendo<br />
que apenas se concibe que los animales tengan karma de variedad alguna, siendo<br />
difícil explicar las profundas diferencias que se observan en su condición, pues a unos<br />
se les trata con bondad y cariño, mientras que otros están sujetos a toda serie de<br />
brutalidades, y los hay protegidos y bien alimentados, al paso que otros sufren hambre<br />
y han de luchar por la existencia.<br />
Es preciso tener en cuenta dos puntos sobre el particular: primero, que un animal<br />
suele generar gran parte de karma; segundo, que el animal bien tratado no suele recibir<br />
de ello tanta ventaja como parece, porque la compañía del hombre no siempre mejora<br />
al animal ni tiende a desenvolverlo en la dirección correcta. Al perro de caza el<br />
cazador le enseña a ser más salvaje y brutal de lo que hubiera sido en cualquier forma<br />
natural de vida, porque el animal salvaje mata sólo para aplacar el hambre, y<br />
únicamente el hombre intercala en la vida animal la maldad de matar por el placer de<br />
destruir. A pesar de lo mucho que el perro de caza pueda desarrollar su inteligencia, a<br />
esta infortunada criatura más le hubiera valido no ponerse nunca en contacto con la<br />
humanidad porque por su medio su alma grupal ha generado un karma de la peor<br />
especie, ya que los otros perros, que también son expresión de la misma alma<br />
grupal, tendrán que sufrir más tarde para desarraigar gradualmente sus instintos<br />
salvajes.<br />
Lo mismo se puede decir del perro faldero al que su imprudente dueña mima de<br />
tal modo que, poco a poco, va perdiendo las cualidades caninas y se convierte en<br />
un saco de egoísmo y molicie. En ambos casos, el hombre abusa criminalmente<br />
de la confianza puesta en él con respecto al reino animal, y educe a propósito los<br />
instintos inferiores en vez de los superiores de las criaturas dejadas a su cuidado,<br />
generando con ello mal karma y motivando que también lo genere el alma grupal.<br />
El deber del hombre hacia el perro es, evidentemente, desarrollar la adhesión, el<br />
afecto, la inteligencia y la utilidad, reprimiendo con cariñoso rigor toda<br />
manifestación de aspecto cruel y salvaje de su naturaleza, que una embrutecida<br />
humanidad ha estado alimentando asiduamente durante siglos.<br />
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