Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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La <strong>Vida</strong> <strong>Interna</strong> - C.W. <strong>Leadbeater</strong><br />
sufrimientos y cómo, durante su enfermedad, mantuvo constantemente el pensamiento<br />
en beneficio de la querida Sociedad a la que había dedicado su existencia. Recordaremos<br />
que al llegarle la hora de abandonar el cuerpo, estaban junto a él tres grandes Maestros<br />
con su antigua colega y amiga, H.P. Blavatsky. Todos hemos leído la magnífica oración<br />
fúnebre pronunciada por su sucesor en el acto de la incineración, que fue una imponente<br />
ceremonia. La pira era de madera de sándalo, y el cadáver estaba cubierto con las<br />
banderas norteamericana y buddhista. Esta última la había diseñado él mismo, sobre la<br />
cual estaban por su orden correlativo los colores del aura del Señor Buddha.<br />
Durante un rato, Olcott quedó inconsciente después de expirar, pero muy pronto<br />
despertó a la plena actividad. Como yo le había sido siempre muy adicto, su Maestro me<br />
dijo que le sirviera de guía cuando fuese necesario para explicarle lo que<br />
preguntara. Siempre tuvo un ansioso interés por las potencias y posibilidades del<br />
plano astral y, apenas pudo advertirlas claramente, mostró vivos deseos de<br />
comprender todo lo que allí ocurre y conocerlo racionalmente para actuar por sí<br />
mismo. Su poderosa fuerza de voluntad le permitió darse cuenta fácilmente de<br />
muchos de los experimentos astrales, aunque para él eran del todo nuevos. Le<br />
cuadran mejor las tareas que de un modo u otro entrañan poder, como luchar, curar<br />
y proteger. Traza grandiosos planes para el porvenir, así como mantiene tan<br />
fervoroso como siempre el entusiasmo por su amada Sociedad.<br />
Le ha llamado la atención el vigoroso pensamiento que al escribir estas líneas<br />
precedentes enfoqué en él, y se me ha puesto al lado insistiendo en que transmita a<br />
los miembros su vehemente consejo de que sean fieles de todo corazón y ayuden<br />
cuanto puedan a su noble sucesor, dejando de lado para siempre las deplorables<br />
querellas sobre personalismos, sin contender sobre cuestiones que no sean de su<br />
incumbencia ni puedan comprender, fijando en cambio su atención en el único tema<br />
importante, o sea la obra que la Sociedad ha de realizar en el mundo. El mensaje de<br />
Olcott es: “Olvidaros de vosotros mismos, de vuestras limitaciones y prejuicios y<br />
difundid las verdades de la Teosofía.”<br />
Hasta ahora poco podemos decir acerca del futuro de Olcott. Cuando estas líneas<br />
pasen por los ojos del lector, acaso haya reencarnado. Deseaba ardientemente<br />
volver a la tierra para ayudar a la señora Blavatsky en su entonces presente<br />
encarnación. No puedo decir hasta qué punto verá satisfecho su deseo. Con toda<br />
seguridad, los Maestros lo emplearán en donde les parezca más útil. Su talento<br />
principal es el de organizador, y ya hemos visto lo que hizo en el Zoroastrismo, en<br />
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