Leadbeater Charles - Vida Interna 2.pdf - Agricultura Celeste
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IMPULSO E INTUICIÓN<br />
Algunos preguntan en qué se distingue el impulso de la intuición. Comprendo la pregunta.<br />
Al principio, al estudiante le resulta difícil distinguir entre uno y otra, pero válgale el consuelo<br />
de que esta dificultad es transitoria y, según vaya adelantando, llegará a una etapa en que sin<br />
equivocación posible verá claramente la diferencia, porque sabrá, con absoluta certeza, lo que<br />
es intuición y no la confundirá con el impulso. Pero, como uno y otra llegan al cerebro desde<br />
el interior, de momento parecen exactamente iguales y, por lo tanto la distinción es muy<br />
difícil y requiere mucha atención.<br />
A este propósito servirán de ayuda algunas consideraciones. He oído decir a la señora<br />
Besant que antes de tomar una decisión conviene esperar un poco, siempre que lo permitan las<br />
circunstancias porque, con la espera, el impulso se debilita y la intuición no varía. Además, el<br />
impulso casi siempre va acompañado de excitación y siempre hay algo personal en él, de<br />
modo que si no se le obedece al momento, si algún obstáculo se interpone, se levanta un<br />
sentimiento de disgusto, mientras que la verdadera intuición, aunque decidida, está envuelta<br />
en un sentimiento de sosegada energía. El impulso proviene del cuerpo astral; la intuición es<br />
una parte del conocimiento del ego transmitido a la personalidad.<br />
A veces, la impresión repentina no surge de lo interno, sino que llega de lo externo. Es un<br />
mensaje o insinuación de alguna entidad de los planos superiores, lo más corriente de un<br />
desencarnado que circula por allí o tal vez de algún pariente difunto. Conviene recibir este<br />
aviso como si nos lo dieran en el plano físico y aceptarlo o rechazarlo según sea o no<br />
conforme a nuestra razón, porque un desencarnado no ha de tener forzosamente mejor criterio<br />
que una persona de la tierra. En ésta, como en todas las cuestiones, hemos de regular nuestras<br />
acciones por medio del sentido común, y no hemos de ceder a imaginaciones y ensueños sin<br />
considerarlo antes.<br />
Sobre este particular aconsejo que en la etapa evolutiva actual cada uno obedezca a su razón,<br />
si está seguro de las premisas del razonamiento, y el tiempo y la experiencia, le enseñarán si<br />
puede confiar invariablemente en su intuición. El impulso nace, según queda dicho, del<br />
cuerpo astral, mientras que la verdadera intuición llega directamente del mental e incluso a<br />
veces del búdico. Por supuesto que el que esté seguro de que procede del búdico podrá<br />
obedecerla sin titubear; pero en la etapa transitoria por la que casi todos pasamos, estamos<br />
expuestos al riesgo de perder el vislumbre de una verdad superior por aferrarnos demasiado a<br />
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