10.05.2013 Views

1864. Viaje al centro de la Tierra

1864. Viaje al centro de la Tierra

1864. Viaje al centro de la Tierra

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Julio Verne http://www.jverne.net <strong>Viaje</strong> <strong>al</strong> <strong>centro</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Tierra</strong><br />

más dura <strong>de</strong> todas, <strong>la</strong> que soporta sin quebrarse el peso enorme <strong>de</strong> los cuatro capas <strong>de</strong><br />

terreno <strong>de</strong>l Globo. Nos h<strong>al</strong>lábamos encerrados en una inmensa prisión <strong>de</strong> granito.<br />

Eran <strong>la</strong>s ocho <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche y el agua no había aparecido. Yo pa<strong>de</strong>cía horriblemente; mi<br />

tío seguía marchando sin quererse <strong>de</strong>tener. Aguzaba el oído tratando <strong>de</strong> sorpren<strong>de</strong>r el<br />

murmullo <strong>de</strong> <strong>al</strong>gún mananti<strong>al</strong>; mas en vano.<br />

Mis piernas se negaban a sostenerme, a pesar <strong>de</strong> lo cu<strong>al</strong> me sobreponía a mis torturas<br />

para no obligar a mi tío a hacer <strong>al</strong>to. Esto hubiera sido para él el golpe <strong>de</strong> gracia, porque<br />

tocaba a su fin <strong>la</strong> jornada que él mismo señ<strong>al</strong>ara como p<strong>la</strong>zo.<br />

Por fin me abandonaron <strong>la</strong>s fuerzas; <strong>la</strong>ncé un grito, y caí.<br />

-¡Socorro, que me muero! -exc<strong>la</strong>mé.<br />

Mi tío volvió sobre sus pasos. Me contempló <strong>de</strong> brazos cruzados, y s<strong>al</strong>ieron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

sus <strong>la</strong>bios estas p<strong>al</strong>abras fatídicas.<br />

-¡Todo se ha acabado!<br />

Un terrible gesto <strong>de</strong> cólera hirió por última vez mi mirada, y cerré resignado los ojos.<br />

Cuando los volví a abrir, vi a mis dos compañeros inmóviles y envueltos en sus mantas.<br />

¿Dormían? Por lo que a mi respecta, no pu<strong>de</strong> conciliar el sueño ni un momento. Pa<strong>de</strong>cía<br />

<strong>de</strong>masiado, y me atormentaba, sobre todo, <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que mi m<strong>al</strong> no <strong>de</strong>bía tener remedio.<br />

Las últimas p<strong>al</strong>abras <strong>de</strong> mi tío resonaban aún en mis oídos. Todo se había acabado, en<br />

efecto; porque, en semejante estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad, no había que pensar siquiera en volver<br />

a <strong>la</strong> superficie <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra.<br />

¡Había que atravesar legua y media <strong>de</strong> corteza terrestre! Me parecía que esta enorme<br />

masa gravitaba con todo su peso sobre mis esp<strong>al</strong>das y me ap<strong>la</strong>staba, agotando <strong>la</strong>s escasas<br />

energías que me quedaban para librarme <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> inmensa mole <strong>de</strong> granito.<br />

Pasaron <strong>al</strong>gunas horas. Un silencio profundo reinaba en torno nuestro: ¡el silencio <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s tumbas! Ningún rumor podía llegar a través <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s, <strong>la</strong> más <strong>de</strong>lgada <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

cu<strong>al</strong>es me diría, por lo menos, cinco mil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> espesor.<br />

Sin embargo, en medio <strong>de</strong> mi sopor, creí percibir un ruido; el túnel se quedaba a<br />

oscuras. Miré con mayor atención y me pareció ver que <strong>de</strong>saparecía el is<strong>la</strong>ndés con su<br />

lámpara en <strong>la</strong> mano.<br />

¿A dón<strong>de</strong> encaminaba sus pasos? ¿Trataría <strong>de</strong> abandonarnos? Mi tío dormía a pierna<br />

suelta. Quise gritar, pero mi voz se ahogó entre mis secos <strong>la</strong>bios. La oscuridad se había<br />

hecho profunda, y se extinguieron los últimos ruidos.<br />

-¡Hans nos abandona! -exc<strong>la</strong>mé-. ¡Hans! ¡Hans!<br />

Estas p<strong>al</strong>abras sólo pu<strong>de</strong> gritar<strong>la</strong>s con <strong>la</strong> mente, así que no pudieron s<strong>al</strong>ir <strong>de</strong> mi pecho.<br />

Sin embargo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l primer instante <strong>de</strong> terror, me avergoncé <strong>de</strong> mis sospechas<br />

contra un hombre cuya conducta hasta entonces no se había hecho sospechosa. Su partida<br />

no podía ser una fuga. En lugar <strong>de</strong> dirigirse hacia <strong>la</strong> boca <strong>de</strong> <strong>la</strong> g<strong>al</strong>ería, se internaba más<br />

100

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!