LECTURAS UNO DE AGOSTO DE 2008 - Insumisos
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autoritarismo neofascista interno, cuando no fascista; sexto, que en estas condiciones objetivas<br />
tarde o temprano se ampliarán las simpatías populares hacia las FARC-EP si éstas no cometen<br />
serios errores de sectarismo, y séptimo, que estas tendencias van confluyendo con las similares<br />
que recorren a la Patria Grande latinoamericana.<br />
27. Un ejemplo de la vetusta obsolescencia de las izquierdas tradicionales que miran sin ver lo que<br />
está sucediendo, son las afirmaciones de que las FARC-EP nunca han brillado por sus elaboraciones<br />
teóricas propias, están alejadas del pueblo colombiano y de sus condiciones de vida habiendo<br />
perdido el apoyo que tuvieron, han caído en el militarismo, el verticalismo y el pragmatismo, se<br />
encuentran aisladas del resto de luchas por los cambios mundiales desde la caída de la URSS hasta<br />
ahora, empiezan a estar desmoralizadas y cunden en ellas las deserciones, y son la excusa perfecta<br />
para que el uribismo justifique sus crímenes y hasta los aumente, a la vez que pone en serios<br />
aprietos a la "oposición democrática". Estos críticos terminan diciendo que si las FARC-EP<br />
empezasen un debate internacional y nacional sobre las condiciones políticas, económicas y<br />
militares para dejar las armas, pondrían al régimen uribista en dificultades.<br />
28. Las FARC-EP y el conjunto de fuerzas revolucionarias latinoamericanas tienen argumentos<br />
sobrados para hundir estas críticas. Desde Europa y Euskal Herria sólo podemos añadir varias<br />
cosas sin mayor trascendencia. La primera es que tales ideas no son exclusivas contra las FARC-EP<br />
ni tampoco son nuevas, sino que son repetidas machaconamente contra otras fuerzas<br />
revolucionarias siempre que no se plieguen a los dogmas librescos de los autoproclamados<br />
"partidos dirigentes", "intelectuales independientes" o incluso "finos analistas". La soberbia de<br />
esta gente es tal que no duda en rozar la acusación de analfabetismo teórico a los movimientos de<br />
liberación nacional que no se ciñen a sus recomendaciones. Olvidan el principio marxista de<br />
aprender de las masas que luchan, de sus innovaciones y aciertos, y, por el contrario, se sitúan<br />
encima de ellas y desde la segura comodidad de la distancia imparten doctrina con sus gafas de<br />
plomo mientras el mundo real se dirige hacia combates aún más duros.<br />
29. Lo segundo que hay que decir es que han perdido toda precaución metodológica ante la<br />
eficacia alienante y manipuladora de las industrias político-mediáticas y ante el fracaso de las<br />
propias convicciones. Sentados frente a las televisiones del imperialismo, leyendo la prensa de la<br />
"oposición democrática" y de colectivos afines, estos intelectuales terminan creyéndose la versión<br />
dada por la industria de la manipulación, con los retoques añadidos por los grupos afines a ellos. Y<br />
si la realidad no coincide con sus deseos y con esas versiones, peor para la realidad. Tesis idénticas<br />
se han sostenido y sostienen desde el dogmatismo estalinista hasta el trotskista, pasando por una<br />
amplia gama intermedia. Pero hay que decir que si los pueblos les hubieran hecho caso apenas<br />
habría habido procesos revolucionarios.<br />
30. Lo tercero que hay que decir es que la propuesta de que las FARC-EP inicien un amplio debate<br />
internacional y nacional para concretar las condiciones de su abandono de las armas no pasa de<br />
ser una filigrana escapista para eludir el asunto decisivo: cómo prepararse para vencer a los planes<br />
contrarrevolucionarios que el imperialismo está ideando en las Américas, con la colaboración de<br />
las burguesías autóctonas, de sus fuerzas armadas legales, privadas e ilegales, con la extensión<br />
creciente de las redes del narcotráfico y con el apoyo de otros servicios secretos internacionales.<br />
Al margen de cómo evolucionen estas variables, siempre hay que aplicar el sabio criterio leninista<br />
de prepararse para lo peor, para estar en condiciones de responder a las más duras acometidas<br />
del enemigo de clase, nacional y de sexo-género, criterio que no desprecia sino que exige que