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MURO, memorias y testimonios (1961-2002). - Secretaría General ...

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que estábamos creciendo intelectualmente. En esas reuniones<br />

no se hablaba de temas religiosos. Para el <strong>MURO</strong>, el profesor<br />

Ribera estaba utilizando a la JEM como “instrumento de<br />

penetración ideológica de la izquierda.<br />

Los muristas no tardaron en infiltrar la JEM y en<br />

provocar la desconfianza de varios padres de familia hacia<br />

esa organización pues, les habían dicho los muristas, se<br />

trataba de un grupo mixto, de hombres y mujeres, donde se<br />

podían presentar oportunidades para el “libertinaje”, a pesar<br />

de decirse “marianos” no se dedicaban a rezarle a la virgen<br />

y, lo peor de todo: se ocupaban de temas “inmorales” durante<br />

sus reuniones. En una ocasión, los del <strong>MURO</strong> provocaron<br />

un escándalo entre los padres de familia contándoles que la<br />

JEM estaba organizando unas pláticas sobre sexualidad.<br />

Los muristas, quienes recibían entrenamiento de box,<br />

judo, karate y manejo de chacos, golpearon y amenazaron a<br />

varios miembros de la JEM, pero su golpe decisivo lo asestarían<br />

cuando, por motivo de una fiesta se reunirían los del Cristóbal<br />

Colón con las niñas de la secundaria Cultura y Patria. La<br />

fiesta fue en casa de una de ellas, con el apoyo de sus padres,<br />

quienes pensaban que sería una buena oportunidad para<br />

tratar de hacer las paces entre la JEM y los muristas. Pero los<br />

miembros del <strong>MURO</strong> —asesorados por personas de mayor edad<br />

y jerarquía dentro de su organización— tenían ya sus propios<br />

planes: a bordo de tres automóviles, un comando dotado de<br />

pasamontañas, chacos y walkie talkies se presentarían en la<br />

fiesta donde ya, según relata Gustavo Armenta:<br />

Decenas de parejitas bailaban abrazadas. Los días más<br />

tristes de mi vida cuando la gavilla de fanáticos irrumpió<br />

en el lugar. Los convidados más cercanos a la reja<br />

celebraron con gritos y carcajadas la intempestiva llegada

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