Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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<strong>Lectura</strong> 3. <strong>Individuo</strong> y <strong>persona</strong>. XI 219<br />
refundición acudiendo al proceso de transformación del concepto de conducta<br />
(aplicable a las individualidades zoológicas, a partir de un cierto nivel taxonómico)<br />
en el concepto de praxis. Diríamos que los individuos animales (y el hombre,<br />
en su individualidad) despliegan una conducta (etológica, psicológica), pero<br />
que, en cuanto <strong>persona</strong>s, despliegan una praxis. Lo que equivale a decir que la<br />
<strong>persona</strong> no es tanto un concepto psicológico cuanto un concepto moral o jurídico.<br />
Por ejemplo, los rituales zoológicos se refieren a ciertas conductas que estudian<br />
los etólogos; las ceremonias antropológicas se refieren a ciertas formas de praxis<br />
humana más próximas a la atmósfera <strong>persona</strong>l.<br />
En la <strong>Lectura</strong> quinta de este libro consideramos la virtud de l& fortaleza como<br />
la virtud o potencia germinal de todas las demás virtudes éticas <strong>persona</strong>les en tanto<br />
significa la misma realidad o impulso de la vida para mantenerse en su existencia.<br />
La fortaleza se manifiesta como firmeza cuando se abre camino a través del individuo<br />
para terminar en su propia individualidad <strong>persona</strong>lizada (Espinosa la definió<br />
así: «deseo por el cual cada uno se esfuerza en conservar su ser en virtud del solo<br />
dictamen de su razón») y como generosidad cuando se termina en los otros individuos<br />
que constituyen la totalidad atributiva <strong>persona</strong>l de la que, ctesde el principio,<br />
formamos parte (Espinosa: «deseo por el cual cada uno se esfuerza en ayudar a los<br />
demás y unirse a ellos en amistad»). Reformulando estas ideas en el ámbito de las<br />
coordenadas que hemos venido aquí utilizando podríamos decir que la fortaleza es<br />
el mismo impulso de las individualidades para mantenerse en su existencia, por miserable<br />
que ella sea, como <strong>persona</strong>s, añadiendo que la firmeza es el mismo impulso<br />
de una individualidad en tanto que quiere seguir existiendo como tai según su propia<br />
forma <strong>persona</strong>l, y que la generosidad es el impulso de una individualidad que<br />
tiende a ayudar a otros individuos humanos a alcanzar o mantener su condición de<br />
<strong>persona</strong>s. Fortaleza, firmeza y generosidad son potencias (virtudes) individuales<br />
cuya fuente es indudablemente biológica (zoológica): un individuo enfermo o depresivo<br />
o subalimentado difícilmente puede ser firme o generoso. Pero la fuente biológica<br />
individual no constituye por sí misma el poder de su caudal. Este se constituye<br />
en el curso mismo de la corriente canalizada y concretamente en este caso, a<br />
través de los canales que son las mismas <strong>persona</strong>s, ya dadas (esto plantea el problema<br />
que ahora no es pertinente suscitar, del origen evolutivo de la <strong>persona</strong> en la<br />
historia). Por lo que un individuo sano y bien nutrido no será generoso si su <strong>persona</strong>lidad<br />
ha sido moldeada o conformada con figuras miserables y dtegradadas; ni podrá<br />
tener firmeza si su <strong>persona</strong>lidad ha sido educada (de-generada) en el temor patológico,<br />
en el miedo, en la desconfianza. Esto es tanto como decir que la firmeza<br />
se conforma como tal por la influencia de la generosidad de los otros, «sí como esta<br />
generosidad dejará de serlo -degenerando en prodigalidad o en mera voluntad de<br />
poder- cuando desborda su objetivo propio, a saber, la conformación de la firmeza<br />
ajena. Por estos motivos, la fortaleza -firmeza y generosidad- no deben entenderse<br />
como magnitudes constantes atribuidas a cada individuo en el momento de su nacimiento.<br />
Son magnitudes variables que aumentan o decrecen, dentro, eso sí, de<br />
márgenes bastantes estrictas, en función de las coifluencias que constantemente tienen<br />
lugar entre los cursos individuales.<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996