Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
168 <strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>. El sentido de ¡a vida.<br />
Más aún: hay concepciones de la <strong>persona</strong> que ni siquiera postulan esa referencia<br />
al individuo (al sujeto) sino que, por el contrario, postulan la desconexión<br />
de la idea de <strong>persona</strong> respecto de la idea de individuo. Así, las concepciones<br />
conocidas a veces como Personalismo, por antonomasia, en tanto que<br />
ahora <strong>persona</strong>lismo se opone al individualismo. En realidad, podríamos llamar<br />
a este <strong>persona</strong>lismo un <strong>persona</strong>lismo exento o exclusivo (respecto del individuo),<br />
para distinguirlo de otras doctrinas de la <strong>persona</strong> que consideran necesaria<br />
la referencia al individuo o sujeto (<strong>persona</strong>lismo inclusivo) sin que por ello<br />
dejen de tomar a la <strong>persona</strong> como referencia inexcusable del orden moral. Personalismo<br />
exento y <strong>persona</strong>lismo inclusivo se oponen así, en todo caso, al im<strong>persona</strong>lismo.<br />
Por lo demás, hay que tener en cuenta también que el concepto de «<strong>persona</strong>lismo»<br />
se utiliza, a partir de la problemática planteada por algunos filósofos<br />
franceses del siglo xix, tales como Fierre Janet y Charles Renouvier, para designar<br />
aquellas concepciones del mundo que tienden a ver al fundamento del universo<br />
como si fuese algo <strong>persona</strong>l -frente a las concepciones «im<strong>persona</strong>listas»,<br />
propias del mecanicismo o del idealismo objetivo. Este concepto de <strong>persona</strong>lismo<br />
puede confluir con el concepto anterior. Así, por ejemplo, un pensador como Nicolai<br />
Hartmann habrá de ser considerado <strong>persona</strong>lista inclusivo, en el campo de<br />
la teoría de la <strong>persona</strong> humana, mientras que habrá de ser tenido por im<strong>persona</strong>lista<br />
en el campo de la ontología general. Por otra parte, es evidente que el im<strong>persona</strong>lismo<br />
también puede ser aplicado al campo humano. Y entonces será im<strong>persona</strong>lista<br />
toda doctrina que defienda filosóficamente la posibilidad, y aun la<br />
conveniencia, de prescindir de la idea de <strong>persona</strong>, como superestructura superflua<br />
(bastarían los conceptos de individuo, organismo, hombre..., para dar cuenta de<br />
la conducta moral, política, &c.).<br />
Las concepciones <strong>persona</strong>listas, en su forma inclusiva, son las más tradicionales<br />
y las más frecuentes. El <strong>persona</strong>lismo agustiniano, por ejemplo, comienza<br />
recogiendo la idea de <strong>persona</strong>, dada como conciencia individual, a partir del propio<br />
papel o acción interior (la vía interioritatis) para postular la necesidad de una<br />
sustancia o soporte de todos los actos racionales y volitivos de orden superior. Actiones<br />
sunt suppositorum, dirán los escolásticos. Y los tomistas concebirán ese sujeto<br />
<strong>persona</strong>l, cuando es humano, como un individuo hilemórfico compuesto de<br />
materia y forma. Pero la tradición agustiniana se mantiene: como radicalización<br />
suya podríamos considerar al cartesianismo, en cuanto doctrina del sujeto interior<br />
espiritual, que es pensamiento puro (res cogitans) y distinto de toda individualidad<br />
corpórea y orgánica, con la que estará vinculada sólo a través de la misteriosa<br />
acción de la glándula pineal. (Sin embargo, e\ <strong>persona</strong>lismo espiritualista<br />
de los cartesianos, precisamente por disociar al individuo orgánico de toda mezcla<br />
con el espíritu, favoreció, por un lado, al mecanicismo, siguiendo en realidad<br />
la tradición galénica, y, por otro lado, desarrolló el concepto de sujeto de un modo<br />
tal que, desbordando la categoría de la sustancia, pudo comenzar a ser utilizado<br />
como concepto transcendental, ya fuera en la forma del idealismo, ya fuera en la<br />
forma del realismo teológico.)<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996