Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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<strong>Lectura</strong> 3. <strong>Individuo</strong> y <strong>persona</strong>. XI 203<br />
11er- los médicos hacen cuestión de escrúpulo y religión el estar junto al enfermo<br />
cuando este está muriendo... [sin embargo, los médicos] deberían adquirir habilidades<br />
y prestar atención a cómo el moribundo puede dejar la vida más fácil y silenciosamente.<br />
A esto yo le llamo la investigación sobre la 'eutanasia extema' o<br />
muerte fácil del cuerpo.») La eutanasia, en esta acepción específica, podría ser denominada<br />
«eutanasia médica» por cuanto corresponde, por definición, al médico,<br />
el juicio sobre el estado terminal e irreversible de un enfermo o sobre la probabilidad<br />
prácticamente nula de recuperación de la vida psíquica en un paciente «no<br />
terminal», en coma profundo, por causa de un accidente o por nacimiento (anacefalia,<br />
&c.). La eutanasia médica iría además generalmente acompañada de operaciones<br />
del médico, entendiendo por tales, ante todo, las acciones del médico (o<br />
de cualquier otra <strong>persona</strong>: familiares, amigos) encaminadas al efecto. Esta es la<br />
llamada eutanasia activa, y hay que subrayar que esta actividad ha de ser referida<br />
al médico (a sus operaciones) o a la <strong>persona</strong> que la administre y que tal actividad<br />
no excluye la cooperación del moriturus. Esta cooperación tiene obviamente muchos<br />
grados, desde el grado cero -eutanasia involuntaria, incluso no voluntariahasta<br />
cooperación máxima. Cooperación que, en el límite, puede ser tan determinante<br />
que quepa considerar la operación como suicidio asistido, como ha sido el<br />
caso, en junio de 1990, de Janet Adkins, afectada de la «enfermedad de Alzheimer»,<br />
cuando pulsó el botón de un aparato inventado al efecto por el Doctor Jack<br />
Kevorkian, a fin de recibir una dosis letal de cloruro potásico que acabó con ella.<br />
Pero también la llamada eutanasia pasiva (eutanasia médica pasiva) debería<br />
ser considerada eutanasia operatoria, porque ahora el médico (en general, la <strong>persona</strong><br />
que asiste al moriturus) no sólo es el que diagnostica la situación irreversible<br />
del paciente, sino que también conoce y controla los medios «artificiales»<br />
(operatorios) para prolongar la vida del paciente aunque sea por días, horas o minutos,<br />
y para evitar prudentemente todo tipo de «encarnizamiento terapéutico»,<br />
de distanasaia. Ahora bien, dejar de emplear estos medios «artificiales» -y esto<br />
sin entrar a analizar la frontera precisa entre lo natural y lo artificial o cultural- si<br />
no una operación activa directa (una acción) es, en general, una operación activa<br />
indirecta (una omisión). En ocasiones, lo que se llama omisión es una operación<br />
activa positiva y técnica como tal operación, aunque su objetivo sea tan «negativo»<br />
como pueda serio el desconectar el respirador al cual el enfermo terminal<br />
está conectado. Un acto del médico, tanto si es acción (respecto de los aparatos o<br />
fármacos) como si es omisión (respecto de ellos) ha de ser valorado por sus efectos<br />
o consecuencias, y no porque, en sí mismo, resulte o no resulte activo en todo<br />
caso por relación a unos medios determinados. Empujar a alguien desde un acantilado<br />
es un homicidio activo, pero no es menos homicidio activo dejar de arrojar<br />
el salvavidas al naufrago.<br />
Por último: el concepto «moderno» de eutanasia, que contiene el componente<br />
genérico de eutanasia operatoria (por acción u omisión) especificado por antonomasia<br />
en la situación de la eutanasia médica, puede extenderse obviamente abstrayendo<br />
el componente específico (médico) y conservando el genérico, especificado<br />
por otras determinaciones diferentes. Las especificaciones no médicas (o<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996