Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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<strong>Lectura</strong> 3. <strong>Individuo</strong> y <strong>persona</strong>. V 149<br />
nica disyuntiva» de la tabla, desde una perspectiva «sincrónica», tiende a presentar<br />
cada uno de sus cuadros como distintos (y aun en conflicto) con todos los demás,<br />
ello no significa que genéticamente las ideas contenidas en un cuadro no puedan<br />
considerarse como resultados de la transformación de las ideas contenidas en<br />
otros por re-composición de sus características genéricas o subgenéricas.<br />
De los cuatro criterios que vamos a presentar, los dos iniciales (el primero y<br />
el segundo) son de índole material (están fundados en la materia misma del campo<br />
humano y <strong>persona</strong>l); los dos últimos (tercero y cuarto) son formales, en el sentido<br />
de que se apoyan en aspectos comunes a otros campos de fenómenos diferentes.<br />
4. Un primer criterio de clasificación de las ideas de <strong>persona</strong>. Ideas angulares<br />
e ideas circulares de <strong>persona</strong>.<br />
Nuestro primer criterio de clasificación puede considerarse como si estuviera<br />
fundado en la simple advertencia de que el sintagma «<strong>persona</strong> humana», acuñado en<br />
diferentes lenguas de nuestro círculo cultural (español, francés, &c.), nos remite, por<br />
sí mismo (si no es un pleonasmo o una redundancia), a la composición «<strong>persona</strong>s no<br />
humanas». Traduciendo estas dos «composiciones» al espacio antropológico, concluimos<br />
inmediatamente que las «<strong>persona</strong>s no humanas» se dibujarán en su eje angular,<br />
mientras que las <strong>persona</strong>s humanas se dibujarán en el eje circular. Esto no significa<br />
que la idea de <strong>persona</strong> pueda considerarse dada a espaldas del eje radial; incluso<br />
cabría advertir que, en algunos casos, la idea de <strong>persona</strong> parece haber sido dibujada<br />
principalmente en función de ese eje, por ejemplo, cuando la <strong>persona</strong> se define como<br />
la característica de una conciencia tal que, por el conocimiento, en su sublime soledad,<br />
«se hace en cierto modo todas las cosas» (un microcosmos que, en principio,<br />
podría adscribirse a un sujeto solitario, divino o humano, que, sin duda, habría de<br />
considerarse como un «punto», ya sea del eje circular o ya sea del eje angular).<br />
Sin embargo es lo cierto que una tal «<strong>persona</strong> solitaria», enfrentada a la materia,<br />
caótica o cósmica, se realiza mejor en el eje angular (el Nous de Anaxágoras)<br />
que en el eje circular estricto. Una <strong>persona</strong> tal ha de considerarse, en todo<br />
caso, a lo sumo, como una idea límite (un punto aislado es precisamente un límite<br />
de la línea) y aun como una idea absurda. No menos absurda de lo que sería el resultado<br />
de su «rectificación» mediante un «postulado de politeísmo» aplicado al<br />
noesis noeseos de Aristóteles, o al Nous de Anaxágoras (acaso este postulado límite<br />
del «politeísmo de los Noi de Anaxágoras» fuera el postulado más delirante<br />
de cuantos puedan ser pensados).<br />
La idea de <strong>persona</strong> adscrita a contextos angulares o circulares se supone en<br />
principio, por tanto, como referida siempre a una «sociedad de <strong>persona</strong>s»; por<br />
tanto, como idea finita, por lo menos en lo que concierte a su «limitación» interna<br />
recibida de las otras <strong>persona</strong>s de su círculo que no son ella misma (el dogma cristiano<br />
de la Trinidad nos ofrece la situación incomprensible, «misteriosa», de una<br />
sociedad de <strong>persona</strong>s que son infinitas, aun cuando están mutuamente limitadas:<br />
el Padre no es el Hijo, el Espíritu Santo no es ni el Padre ni el Hijo, &c.).<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996