Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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<strong>Lectura</strong> 3. <strong>Individuo</strong> y <strong>persona</strong>. XI 205<br />
(el «descubrimiento» del eoanthropus dawsoni no fue tal descubrimiento, pese a<br />
sus componentes genéricos de tal, sino un invento en el que activamente colaboró<br />
el padre Teilhard de Chardin). Así también, una «eutanasia metodológica» (una<br />
buena muerte en el contexto de su descubrimiento o, si se prefiere, en un contexto<br />
psicológico subjetivo) no puede confundirse con una eutanasia esencial o estructural<br />
(una buena muerte en el contexto de su justificación, o, si se quiere, en un<br />
contexto ético o moral objetivo). Ni recíprocamente, según el principio: honum ex<br />
integra causa; malum ex quocwnque defecto. Incluso en el supuesto de quien, como<br />
«abogado de la muerte» -al modo de Hegesipo, el peisithanatos- defienda la tesis<br />
de que toda muerte es buena, acaso como el único modo de purgar el delito mayor<br />
por los hombres cometido, el de haber nacido, tendrá que tener en cuenta la bondad<br />
de los procedimientos letales, de la metodología eutanásica.<br />
De todo lo anterior se infiere que la aparente claridad y sencillez del concepto<br />
de eutanasia requiere una enérgica crítica, y ésta incluye principalmente el<br />
regressus hacia el contexto esencial o estructural. Es en este contexto en el que<br />
nos situamos en el momento en el cual comenzamos a preguntamos por el significado<br />
de la muerte a la que, en todo caso, dicen tender los métodos eutanásicos,<br />
y este significado es indisociable de las ideas que cada cual mantenga sobre la<br />
Vida. Pero, paradójicamente, el análisis de estas implicaciones parece que nos llevan,<br />
por de pronto, hacia horizontes filosóficos, incluso metafísicos «más allá del<br />
bien y del mal», por tanto, más allá de la escala a la que se dibujan los conceptos<br />
de eutanasia o de distanasia, es decir, más allá del contexto de justificación, que<br />
habría de referirse en todo caso, a los contextos metodológicos, a la eutanasia en<br />
su sentido puramente operatorio. Sin embargo esto no significará que los conceptos<br />
de bueno o malo -incluidos en el concepto de la buena muerte- puedan<br />
considerarse reducidos al contexto metodológico subjetivo, dado el amplio margen<br />
de disociación posible entre ellos. Aun cuando el concepto normativo de eutanasia<br />
(su justificación moral, ética, &c.) no pueda prescindir de los procedimientos<br />
operatorios, metodológicos, sin embargo también cabe afirmar que no se<br />
agota en ellos, y que, desde ellos, ese concepto se encuentra intrínsecamente conectado<br />
con algún componente estructural o esencial de la idea de la muerte según<br />
el tipo de articulación que solemos llamar sinecoide.<br />
En los párrafos que siguen examinaremos sucesivamente el concepto de<br />
muerte en su contexto estructural o esencial, a fin de poder pasar al análisis del<br />
concepto de eutanasia en su contexto normativo.<br />
5. El concepto de eutanasia está «atravesado» por las ideas del Bien y del<br />
Mal, de la Vida y de la Muerte.<br />
Cuando hablamos de eutanasia estamos intersectando, desde luego, aunque<br />
de modos muy indeterminados, las Ideas de Muerte y de Bien. Y esta intersección<br />
no es independiente de las intersecciones que puedan tener lugar entre las ideas<br />
correlativas de Vida y de Mal.<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996