Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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<strong>Lectura</strong> 3. <strong>Individuo</strong> y <strong>persona</strong>. II 135<br />
Antes de la segunda guerra fue muy utilizada la tipología de Heymans-Le Senne,<br />
que se presentaba como una psicología puramente fenomenológica de caracteres,<br />
pero con tales pretensiones que prácticamente constituía una tipología de las <strong>persona</strong>lidades<br />
en sentido psicológico. Las denominaciones de los temperamentos hipocráticos<br />
(sanguíneo, flemático...) se conservaban en esta caracterología, aunque en<br />
función sólo de sus significados psicológicos, no de sus fantásticas raíces estequiológicas.<br />
La tipología utilizaba tres pares de factores opuestos (emotivo, no emotivo;<br />
activo, no activo; función primaria -no conserva las impresiones- y función secundaria<br />
-conserva duraderamente las impresiones recibidas-) que, combinados, daban<br />
lugar a los ocho tipos caracterológicos siguientes: 1. Colérico (EAP) como Danton<br />
o Mirabeau; 2. Apasionado (EAS) Miguel Ángel, Pasteur o Nietzsche; 3. Nervioso<br />
(E-AP) Lord Byron; 4. Sentimental (E-AS) Rousseau o Robespierre; 5. Sanguíneo<br />
(-EAP) Francis Bacon; 6. Flemático (-EAS) Hume o Kant; 7. Amorfo (-E-AP) y 8.<br />
Apático (-E-AS). Los ejemplos eran resultado de aplicación de encuestas; los tipos<br />
amorfo y apático no se encontraban entre los <strong>persona</strong>jes históricos.<br />
En los últimos años han alcanzado gran difusión los modelos de <strong>persona</strong>lidad<br />
basados en la utilización de los pares de factores (o dimensiones opuestas por contrariedad):<br />
extraversión/intraversión o neuroticismolestabilidad (H.J. Eysenck, J.A.<br />
Gray), medidas según refinadas técnicas de tests apropiados. La combinación de estos<br />
factores se concibe, en estos modelos, a la manera de las combinaciones de los<br />
humores en la teoría hipocrática de los temperamentos. Incluso suelen apuntarse<br />
fundamentos anatomo-físiológicos (por ejemplo la diferenciación, por especialización<br />
funcional, de los hemisferios cerebrales: el hemisferio derecho controlaría las<br />
relaciones emocionales y el pensamiento globalizador, el izquierdo el razonamiento<br />
analítico y verbal); también la función de ciertas estructuras del sistema nervioso,<br />
tales como el sistema reticular ascendente o el sistema límbico. Muchas veces incluso<br />
se mantiene el recuerdo de las clasificaciones hipocráticas o galénicas.<br />
Nos referiremos también a una teoría que, aunque fue formulada a principios<br />
de nuestro siglo, todavía mantiene ampliamente su vigencia: es la teoría tridimensional<br />
del Psicoanálisis, de Sigmund Freud. Según esta teoría la <strong>persona</strong>lidad<br />
individual es el resultado de un juego dinámico de tres factores o componentes:<br />
el ello (los impulsos im<strong>persona</strong>les, genéricos, dirigidos por el principio del placer<br />
y que, según Freud, tendrían un significado libidinoso), el ego (como principio<br />
de la realidad, que impone límites al ello) y el superego o ideal del yo (elaborado<br />
a partir de la imagen del padre o de la madre, &c.). Queremos subrayar<br />
que los modelos psicoanalíticos de la <strong>persona</strong>lidad también satisfacen los objetivos<br />
que hemos señalado a la teoría de la <strong>persona</strong>lidad, a saber, determinación de<br />
factores intra<strong>persona</strong>les, y variabilidad en la composición de los mismos como<br />
vía de obtención de diferencias inter<strong>persona</strong>les tipológicas (otra cosa es que estos<br />
objetivos metodológicos logren un cumplimiento efectivo).<br />
Por último citaremos la nueva disciplina que, con la denominación de «Etología<br />
humana» (o Eto-antropología), tal como se desarrolla por ejemplo en las<br />
obras de Eibl-Eibesfeldt, pretende aproximarse a muchas líneas características de<br />
la <strong>persona</strong> e incluso explicarlas desde sus propias categorías.<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996