Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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<strong>Lectura</strong> 3. <strong>Individuo</strong> y <strong>persona</strong>. II 121<br />
gica de discusiones sobre cuestiones humanas. Porque también cabría ver las cosas<br />
de otro modo: que fueran las discusiones sobre las relaciones entre las <strong>persona</strong>s<br />
divinas y los hombres (las cuestiones De Verbo Incarnato) las que permitieron<br />
proyectar sobre los «hombres fenoménicos» ciertas relaciones ideales constituidas<br />
en el terreno abstracto de la teología trinitaria -a la manera como fueron ciertas<br />
relaciones geométricas ideales (entre elipses, parábolas o circunferencias), suscitadas<br />
por Apolonio, las que permitieron más tarde reorganizar las trayectorias fenoménicas<br />
de los planetas y de los cometas.<br />
b) En segundo lugar, habría que tener presentes los análisis procedentes del<br />
frente jurídico, constituido principalmente por la tradición del derecho romano,<br />
que recibió una influencia decisiva de la teología cristiana, recogida sistemáticamente<br />
a partir del ordenamiento de Justiniano. Cabe afirmar, sin temor a equivocamos,<br />
que la perspectiva jurídica es la que abre el paso al tratamiento de la <strong>persona</strong><br />
humana a la escala más próxima posible de aquella en la que estamos planteando<br />
el problema filosófico de la <strong>persona</strong>. Es decir, que son las categorías de la técnica<br />
jurídica aquellas que nos presentan a la <strong>persona</strong> humana en el momento en el que<br />
ella es tal <strong>persona</strong> humana (individual o social), es decir, no ya mirándola a la luz<br />
de la idea de una «<strong>persona</strong> pura», anterior a la creación (como los teólogos), pero<br />
tampoco a la luz de la pura humanidad genérica (biológica, zoológica), como harán<br />
los médicos, o después, los antropólogos o los psicólogos; brevemente, todos<br />
aquellos que podemos incluir en un tercer frente:<br />
c) El frente, en tercer lugar, constituido por las disciplinas que se ocupan (así<br />
podríamos caracterizarlas) de analizar los fundamentos antropológicos (biológicos,<br />
etnológicos, psicológicos) de la <strong>persona</strong> humana y de sus tipos. Podría pensarse<br />
que estas disciplinas abandonan la consideración de la <strong>persona</strong> al atenerse<br />
a sus fundamentos naturales o culturales; pero lo cierto es que, en la medida en<br />
que el análisis de esos fundamentos quiera mantenerse en el marco de la idea de<br />
<strong>persona</strong>, tendrá títulos suficientes para ser considerado como un frente de acceso<br />
a la estructura de la <strong>persona</strong>lidad humana (según sus cultivadores, como el único<br />
frente de acceso científico).<br />
Reseñaremos brevísimamente cada una de las clases o formas de tratamiento<br />
especializado de la <strong>persona</strong> humana que hemos distinguido, sin olvidamos de que<br />
el «problema filosófico de la <strong>persona</strong>» se plantea y se reproduce una y otra vez<br />
precisamente en la confrontación de estos tratamientos (sin perjuicio de que ellos<br />
pretendan muchas veces constituir el fin, y no el principio, del problema filosófico<br />
de la <strong>persona</strong> humana).<br />
2. La perspectiva histérico-teológica.<br />
Por lo que se refiere a los análisis teológicos, comenzamos por insistir en las<br />
dificultades que presentan los intentos reduccionistas de interpretación de las dis-<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996