Lectura tercera. Individuo y persona - Fundación Gustavo Bueno
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796 <strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>. El sentido de la vida.<br />
absoluta, nos llevaría a la clase vacía. Por lo demás, este modelo de deducción de<br />
la trinidad revolucionaria a partir de una tetratomía, nos hace recordar la circunstancia<br />
de que, en la época del Terror, se agregó a los tres axiomas del 93, un cuarto:<br />
«Libertad, Igualdad, Fraternidad o Muerte», y se obligó a inscribir esta nueva fórmula<br />
en las fachadas de las casas. Sin embargo, la muerte no funcionó como cuarto<br />
axioma y, de hecho, no se relacionó con los restantes por conjunción, sino por disyunción<br />
(que fue, muy pronto, eliminada). La conjunción correspondiente nos hubiera<br />
llevado al término Vida -pero «Vida» ya no podría considerarse como un<br />
cuarto axioma, sino como un presupuesto embebido en los demás.<br />
4. Diferencias entre el sistema de los tres principios políticos y el sistema<br />
de los tres axiomas físicos.<br />
En cualquier caso, y como ya hemos dicho, los principios del sistema axiomático<br />
«revolucionario», son fórmulas necesariamente «indeterminadas», funcionales,<br />
que necesitan determinarse por medio de parámetros y de definiciones<br />
de escala para los campos de variabilidad de sus variables. Y es aquí en donde<br />
comienzan a apuntarse, nos parece, las más profundas diferencias entre el sistema<br />
de los axiomas de la Revolución física y el sistema de los axiomas de la<br />
Revolución política. Consideremos, por brevedad, solamente el caso de la igualdad.<br />
Cabe decir que la «igualdad» no es ni siquiera una relación, sino un conjunto<br />
de propiedades formales (simetría, transitividad, reflexividad) que pueden<br />
darse conjuntamente en algunas relaciones materiales; luego, para que la «igualdad»<br />
tenga siquiera sentido, debe ir referida a relaciones materiales definidas por<br />
criterios precisos (peso, aceleración, renta, derecho de voto, isonomía...). Asimismo,<br />
será necesario definir los campos de variabilidad de las variables utilizadas.<br />
En los axiomas físicos, las variables pueden ser corpúsculos o partículas;<br />
pero también manzanas o planetas. Parece ser que Newton comenzó tratando antes<br />
a unidades tales como «astros» y «manzanas», que a unidades tales como<br />
«corpúsculos» o «partículas». Durante mucho tiempo (en realidad, casi hasta<br />
nuestros días) se pensó que los axiomas de la Mecánica debían presidir cualquier<br />
sistema físico (lo que equivalía a suponer que las leyes de la gravitación regían<br />
ya en el primer segundo posterior a la Gran explosión). Podría, sin embargo, sostenerse<br />
la tesis de que los axiomas de la Mecánica no son axiomas originarios de<br />
los sistemas físicos, aunque sean constitutivos de los sistemas corpusculares (microscópicos<br />
o macroscópicos): por decirlo así, serían de «derecho natural» de<br />
esos corpúsculos, en tanto éstos se configuran por medio de tales axiomas. Lo<br />
que interesa es subrayar la circunstancia de que, al cambiar de escala (dentro de<br />
los sistemas corpusculares), no se produce ningún cataclismo, puesto que los<br />
cuerpos, dados a escala diversa, no son mutuamente incompatibles (otra cosa es<br />
la situación de los «colapsos gravitatorios»).<br />
Pero no ocurre lo mismo con los sistemas políticos. Los axiomas se aplican<br />
también a escalas diversas -dentro de la estructura «corpuscular»: individuos, fa-<br />
<strong>Gustavo</strong> <strong>Bueno</strong>, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo 1996