GUIAS HIPERTENSION ARTERIAL.indb - Scc
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Revista Colombiana de Cardiología<br />
Febrero 2007<br />
JNC- III) (12 ), se recomendaron para el tratamiento de<br />
la hipertensión arterial y desde entonces, las diferentes<br />
guías los han incluido como medicamentos de primera<br />
línea, junto con los diuréticos. Aunque su efectividad<br />
antihipertensiva es comparable a la de medicamentos<br />
de otros grupos (13 -15) y sus efectos de protección<br />
cardiovascular en prevención secundaria los hacía<br />
candidatos a llevar a una disminución significativa en la<br />
morbimortalidad cardiovascular al ser empleados como<br />
agentes antihipertensivos, los estudios no han confirmado<br />
esta hipótesis. Por esta razón, su utilización como<br />
medicamentos de primera línea ha estado sometida a<br />
intensa discusión (16 , 17). En particular, la utilidad del<br />
atenolol ha estado cuestionada, y un meta-análisis de<br />
9 estudios (cuatro contra placebo y cinco contra otros<br />
antihipertensivos), encontró desventajas en el uso de este<br />
medicamento, en términos de mortalidad, comparado<br />
con los demás, a pesar de descensos similares en la<br />
presión arterial (18 ). Un meta-análisis posterior de 16<br />
estudios con varios betabloqueadores (propranolol,<br />
oxprenolol atenolol, metoprolol, pindolol), indica que<br />
el riesgo de enfermedad cerebrovascular es 16% mayor<br />
con éstos que con otros tratamientos, y no encontró diferencia<br />
en el riesgo de infarto del miocardio (19). Este<br />
efecto podría ser diferente con otros betabloqueadores<br />
en personas de menor edad.<br />
El efecto de los betabloqueadores sobre la hipertrofia<br />
ventricular izquierda no es tan marcado como el que se<br />
obtiene con otros fármacos, aunque también llevan a<br />
disminución en la masa y el grosor de la pared ventricular,<br />
entre el 6% y el 9% (20 -22).<br />
En pacientes ancianos, se ha cuestionado el tratamiento<br />
de la hipertensión arterial con betabloqueadores,<br />
debido a la falta de resultados en prevención<br />
de eventos (23 , 24 ). Una posible explicación radica<br />
en el efecto de los betabloqueadores en el hipertenso<br />
anciano, en quien disminuye el gasto cardíaco sin<br />
modificación (a veces incluso con aumento) en la resistencia<br />
vascular periférica (al menos en el caso de los<br />
betabloqueadores no vasodilatadores), y en el aumento<br />
en la presión de pulso (asociado a la bradicardia).<br />
Los pacientes ancianos tienden a presentar menor<br />
sensibilidad a la estimulación y al bloqueo adrenérgicos.<br />
Adicionalmente, los betabloqueadores pueden<br />
ser menos bien tolerados por los pacientes ancianos<br />
que por pacientes más jóvenes. La mayor incidencia<br />
de comorbilidades en los pacientes ancianos, también<br />
puede dificultar la utilización de los betabloqueadores<br />
en este grupo de hi-pertensos.<br />
Vol. 13 Suplemento 1<br />
ISSN 0120-5633<br />
221<br />
En el grupo de pacientes que han tenido un infarto<br />
del miocardio, el tratamiento con betabloqueadores (en<br />
estos casos se han evaluado aquellos betabloqueadores<br />
sin ISA) ha demostrado una disminución significativa en<br />
el reinfarto y la mortalidad global en pacientes tanto de<br />
bajo como de alto riesgo (25). Estudios más recientes<br />
muestran que el efecto de los betabloqueadores en este<br />
grupo de pacientes, es independiente del que se obtiene<br />
con tratamientos actuales (inhibidores de la enzima<br />
convertidora de angiotensina, etc.). La suspensión brusca<br />
de los betabloqueadores puede precipitar un cuadro<br />
anginoso en pacientes con enfermedad coronaria, por<br />
lo cual, cuando sea necesario, se recomienda descontinuarlos<br />
de manera gradual.<br />
En pacientes con falla cardíaca, con o sin hipertensión<br />
arterial, el tratamiento con betabloqueadores ha demostrado<br />
producir un gran impacto en la morbimortalidad<br />
cuando se asocian a terapia de base con diuréticos e<br />
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina<br />
(26 -28). Los betabloqueadores aceptados para esta<br />
indicación son metoprolol (succinato únicamente), bisoprolol,<br />
carvedilol y nebivolol.<br />
Aunque los betabloqueadores no son el tratamiento<br />
de elección en el diabético hipertenso, en la actualidad<br />
ésta ya no se considera una contraindicación para su<br />
uso, aunque deben emplearse con precaución, pues<br />
pueden enmascarar los síntomas de la hipoglicemia. En<br />
el caso de los pacientes predispuestos a hipoglicemia,<br />
pueden preferirse los betabloqueadores cardioselectivos.<br />
Los pacientes diabéticos que se benefician de un<br />
betablo-queador (por ejemplo, aquellos con previo<br />
infarto de miocardio o enfermedad coronaria) deben<br />
recibir tratamiento con estos medicamentos. Los betabloqueadores<br />
selectivos disminuyen la sensibilidad a la<br />
insulina en aproximadamente un 25%, menor en los<br />
betabloquea-dores con ISA (con pindolol este efecto es<br />
de alrededor del 17%) (29).<br />
Es posible que los betabloqueadores predispongan<br />
a la aparición de diabetes mellitus en los pacientes<br />
hipertensos tratados con éstos, por lo cual su uso debe<br />
ser individualizado (30). El impacto de evitar la combinación<br />
diurético-betabloqueador en el tratamiento de<br />
la hipertensión arterial, puede ser tan importante como<br />
evitar 5,6 ± 2,3 nuevos casos por 1.000 pacientes por<br />
año (31). Dado el efecto perjudicial de la aparición<br />
precoz de diabetes (32, 33), en aquellos individuos en<br />
riesgo de desarrollarla (obesos, pacientes con tolerancia<br />
anormal a la glucosa, pacientes con síndrome metabóli-