NOMADISMO Y €TOPIA - Academia Europea de Ciencias y Artes

JOSÉ IGNACIO RUIZ OLABUÉNAGA
do a perecer en la indigencia y la miseria. Los agricultores
que abandonan el campo pagan deliberadamente el desarraigo
de sus cultivos, conscientes de que el doloroso salto
urbano merece comparativamente la pena asumirlo aun sabiendo
que el campo no les negaba la supervivencia.
La adhesión a colectivos formados por similitudes étnicas
o culturales, religiosas o ideológicas pierde fuerza y cede
el control a las pertenencias variadas y pluralistas. Abandona
la identidad y pertenencia colectiva. El móvil moderno
pierde la seguridad y el apoyo de la comunidad y se enfrenta
solo e individualmente a la incertidumbre y el riesgo. El
proceso de socialización es zigzagueante en lugar de continuo
y en sentido único. Los saltos en el proceso socializante
desde la infancia a la vida adulta, cambian continuamente
de dirección.
Formalmente la ética de la movilidad es una ética global
en correspondencia con la globalidad de ésta y, por consiguiente
oferta el mismo contenido para todos los componentes
de la sociedad, aunque no se ejerce tanto por imposición
parcial ni partidista cuanto por consenso de las iniciativas
autónomas que la movilidad facilita y legitima. La
ética móvil no niega las diferencias imponiendo homogeneidad,
antes al contrario, legitima la diversidad intermodalizada
por el consentimiento y el pacto. La multiplicidad
consentida y pactada equivale a un acto de responsabilidad
en pro de la gobernanza global. El entusiasmo del nomadismo
y de la movilidad como «beruf» (vocación) y el desencanto
como «circuncisión» a pagar previamente, imprimen
el carácter de entrega y abandono, de entusiasmo y cinismo,
de eficiencia y flexibilidad que tanto contribuye al desarrollo
de la movilidad y del nomadismo.
Amedrentada por la potencial escasez y el agotamiento
de oportunidades suficientes de supervivencia, al mismo
tiempo que orientada por la esperanza de encontrar otras
nuevas, la sociedad moderna se ve obligada, como hemos
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