NOMADISMO Y €TOPIA - Academia Europea de Ciencias y Artes

JOSÉ IGNACIO RUIZ OLABUÉNAGA
La movilidad ha irrumpido arrolladoramente en nuestras
sociedades y, lejos de retroceder o estabilizarse, va claramente
in crescendo.
La movilidad ha estado presente en toda la historia de la
humanidad, en forma de desplazamiento para transportar
personas, lo mismo que símbolos, primero a la velocidad con
la que podía andar una persona, luego a la del galope de un
caballo, a la de una barca o navío empujado por remos o por
el viento, la de un buey arrastrando una carreta, la de una
paloma con mensaje en su pata, o, ya muy cerca de nosotros,
la del tren, la del barco, del automóvil, del avión, la de los
cohetes y la del movimiento electrónico de personas y símbolos.
La aplicación del motor a finales del siglo XIX abrió
insospechadas oportunidades para aumentar la velocidad,
así como posibilitó una mayor flexibilidad de movimiento.
La electrónica lo ha empezado a hacer desde la segunda
mitad del siglo XX. Hoy vivimos, de hecho, en una edad de
oro de la movilidad en la que, como resultado de estos recursos,
el volumen de viajes personales, así como el de la
cantidad de mercancías o de mensajes, ha crecido y sigue
creciendo a un ritmo cada vez más acelerado. La frontera de
la nación, que apenas unos pocos podían traspasar en toda
su vida, hoy es una distancia que cientos de miles sobrepasan
en repetidas ocasiones.
Sociedad móvil es aquella en la que progresivamente
cada vez se mueven más personas, más cosas y más información,
durante más tiempo, más número de veces, a lugares
más diferentes y a distancias más lejanas. La sociedad
móvil se sitúa en un punto intermedio entre la inmovilidad
unimodal y la ubicuidad polimodal del espacio, entre el
nunca y el siempre, entre el estar en un sólo espacio, el estar
en forma ubicua presente en todos ellos, el estar aislado o el
acceder y ser accedido en forma ubicua.
La movilidad constituye un poderoso mecanismo de
desarrollo en tanto en cuanto abarata y flexibiliza la acce-
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