NOMADISMO Y €TOPIA - Academia Europea de Ciencias y Artes

JOSÉ IGNACIO RUIZ OLABUÉNAGA
Por supuesto que estos indicadores de preocupación social
no son totalmente independientes unos de otros, sino
que la alteración en uno de ellos implica impactos inducidos
en los demás y, en consecuencia, la superación de cualquiera
de ellos puede suponer un aumento de la garantía a
todo el sistema en una proporción superior a la que habría
que atribuir en estrecha correspondencia a uno solo de
ellos. Que el número de retos a los que la movilidad deba
hacer frente sea largo y complejo, no prueba que ésta no
pueda ser sostenible como lo viene demostrando una ya
larga experiencia (como es el caso de la gasolina sin plomo,
por ejemplo).
No pocos autores hablan ya, previendo el futuro, de un
30% de probabilidades de desaparecer, dado que afrontamos
una tecnología de la información altamente personalizada,
intrusista pero invisible y de una nanotecnología capaz
de retar el cómo pensamos, la clase de individuos que
somos y hasta si cada uno de nosotros subsiste como tal.
Frente a ellos, los científicos cínicos, con una actitud, no
sólo cuestionable sino autocomplaciente, desafían al futuro
convencidos de que los hombres son, y serán siempre, superiores.
Ninguna de ambas tesis, la tecnófoba lo mismo que la cínica,
es capaz de asegurar que la biotecnología, la infotecnología
y la nanología no afectarán substancialmente nuestro
modo de vivir. Porque, no es sólo problema de posesión
o carencia de recursos, como tampoco es problema de existencia
de capacitación tecnológica suficiente. El problema
reside en la toma de decisiones por los propios individuos.
No es un problema principalmente técnico, ni un problema
económico, sino un problema moral. Frente a este pavés sociocultural
de incertidumbres, una cosa parece cierta: sólo
si los tecnófilos y los tecnófobos nos preparamos y estamos
al acecho, nos libraremos de un riesgo inminente.
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