NOMADISMO Y €TOPIA - Academia Europea de Ciencias y Artes

JOSÉ IGNACIO RUIZ OLABUÉNAGA
motores actuales, y el desagradable grito de «agua va» que
manchaba el piso de las rúas de las ciudades medievales,
quedó corto ante el volumen de residuos urbanos que produce
cualquier ciudad moderna, la telebasura ylaradiobasura
se añaden a la vulnerabilidad de la red o la falta de privacidad
de la misma. Los ordenadores tienen que ser permanentemente
vigilados de virus y software malicioso.
La euforia y el optimismo que la revolución industrial
generalizó respecto a la aplicación de cualquier nueva tecnología,
han desaparecido por completo y ahora predomina
la inquietante convicción de que todo progreso conlleva
sus costos. La movilidad y sus supuestas oportunidades no
son excepción.
La contribución del sector transporte al PIB de una sociedad
(en forma de infraestructuras, de instrumentos, de
población activa que emplea) es prácticamente incalculable.
Esto es sólo la punta de iceberg a la que había que añadir
las materias primas que convierten en usables, bienes de
otro modo inutilizables, los nuevos puestos de trabajo que
se destruyen y se crean, la posibilidad de establecimiento de
otras industrias y servicios que necesitan importar sus productos
básicos. Sería imposible sostener las múltiples instituciones
que necesitan las metrópolis. La movilidad de los
transportes facilita el desarrollo económico de múltiples
modos, unos calculables y otros no 5.
Lo mismo puede afirmarse de los efectos negativos que el
transporte provoca en forma de externalidades, que afectan a
la calidad del aire y del agua, los embrollos producidos por la
congestión del tráfico urbano. Externalidades que se transforman
en costos externos para los individuos y la sociedad
5 No menos cierto es que el desarrollo favorece la movilidad del
transporte. Todo ello no hace sino confirmar la tesis fundamental de
Castells sobre el papel motor del sistema económico global por parte de
las TIC (Castells, 2003).
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