El mundo religioso de los Luya y Chillaos - Grupo EspeleoKandil
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así, la culebra tumba a <strong>los</strong> árboles con su cola, y el fuego <strong>los</strong> quema. La<br />
madre <strong>de</strong> las muchachas, dicta las acciones a realizar para eliminar a <strong>los</strong><br />
muchachos. Algunas mujeres <strong>de</strong> la zona, conocen mucho <strong>de</strong>l<br />
curan<strong>de</strong>rismo y brujería, para hacer frente a las enfermeda<strong>de</strong>s raras e<br />
incurables que son causadas por espíritus malignos.<br />
Una narración muy semejante a esta – y a la vez interesante – dice que el<br />
Solpeculebra, una vez quemado, salio volando hacia la selva, y su esposa<br />
parió varias culebritas que unas se quemaban y otras escapaban.<br />
Explican las personas, que si no se hubiese quemado al Solpeculebra y<br />
sus crías, <strong>Luya</strong> hubiera sido una selva lleno <strong>de</strong> culebras; y que las<br />
serpientes comunes que se encuentran ahora, son aquellas crías que se<br />
han escapado.<br />
EL SUEÑO DE TELLA. UNA PREMONICIÓN DE LA CAIDA DE<br />
LOS LUYA Y CHILLAOS<br />
“En Kuelap, ciudad fortificada <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Luya</strong> y <strong>Chillaos</strong>, vivía Tella, la<br />
niña mas hermosa <strong>de</strong> <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> antiguos <strong>de</strong> esta zona. <strong>El</strong>la una vez<br />
tuvo un sueño, que presagió el inicio <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> las etnias <strong>de</strong> esta<br />
cultura nororiental, el sueño <strong>de</strong>scubría lo siguiente:<br />
Como <strong>de</strong> costumbre, en el cielo azul que ro<strong>de</strong>a a la cuenca <strong>de</strong>l<br />
Utcubamba, apareció el majestuoso Cóndor, <strong>de</strong>scribiendo en su vuelo,<br />
círcu<strong>los</strong> amplios; por momentos, se perdía raudamente entre las nubes o<br />
en <strong>los</strong> precipicios que ro<strong>de</strong>a a Kuelap. Sus imponentes alas, su<br />
encorvado pico, su pausado y aerodinámico vuelo sobre el firmamento, lo<br />
enseñoreaba como el dueño absoluto <strong>de</strong> las alturas; un celador, que<br />
sobrevolaba sobre las etnias <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Luya</strong> y <strong>Chillaos</strong>, para constatar el<br />
or<strong>de</strong>n social y <strong>religioso</strong>.<br />
Se lanzaba triunfador en las alturas, parecía no tener rival. De<br />
pronto sus movimientos bruscos y arítmicos, rompieron con la<br />
cotidianeidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Utcubamba y Marañón. Entre el ruido<br />
atronador <strong>de</strong> sus enormes alas, apareció un diminuto Halcón, que con<br />
rápidos y ágiles movimientos, se <strong>de</strong>tenía en el aire para luego arremeter<br />
violentamente contra su <strong>de</strong>scomunal presa. Atacaba constantemente la<br />
cabeza <strong>de</strong>l ave gigante y luego, como un rayo, se alejaba para volver<br />
sobre las espaldas <strong>de</strong> su presa.<br />
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