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crítico Julius Meier-Graefe publicará, refiriéndose a estas pinturas que estaban en ese<br />
momento en el Museo Provincial: “se encuentran en un estado que pone los pelos de<br />
punta, dando cuenta del grado de aprecio que se tiene a <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> en España”. En su visita<br />
a la ciudad del Tajo, Vega Inclán ya le anticipaba que iban a restaurarse en Madrid 2 .<br />
Para ello recurrió, por recomendación del Ministro de Instrucción Pública, a uno de los<br />
restauradores más importantes de la época, Salvador Martínez Cubells, que realizando<br />
un cuidado trabajo en los talleres del Museo del Prado 3 y costeado por el propio marqués,<br />
salvó los cuadros de la ruina a la que estaban fatalmente condenados.<br />
Para conmemorar este salvamento, en el mes de mayo de 1909 se organiza en la<br />
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando una de las primeras exposiciones dedicadas<br />
al pintor 4 ; en el catálogo de la misma Vega Inclán había incluido las reproducciones<br />
fotográficas realizadas por Mariano Moreno de algunos de los cuadros –caso del<br />
San Bartolomé antes y después de la restauración– convirtiéndose con esta acción en<br />
un héroe y en un generosos mecenas a los ojos de todo el país.<br />
De todo el país, excepto de la pequeña, paradójica y montaraz ciudad carpetana 5 ,<br />
que lejos de acoger con entusiasmo la interesante iniciativa vegainclaniana, mostraba un<br />
profundo recelo hacia su persona. Razones no les faltaban, dicho sea de paso, porque<br />
aunque el marqués brillaba con una nueva coraza de defensor del patrimonio español,<br />
hasta ese momento era el mayor marchante de arte del país y había estado presente en<br />
la mayoría de las ventas de las pinturas del <strong>Greco</strong> que salieron de España y que hoy<br />
cuelgan en las salas de muchos museos americanos y europeos.<br />
De este modo, comenzaron a circular por Toledo rumores que insinuaban que los<br />
cuadros no volverían a la ciudad o que serían sustituidos por copias. La tensión en la<br />
prensa se disparó en esos días y así en el diario La Justicia se leían guindas como esta:<br />
“… con esto no queremos decir que el Sr. Marqués sea un chamarilero que no nos ofrece<br />
confianza y temamos nos de mañana un cambiazo…” 6 . Mientras tanto, Vega Inclán se<br />
quejaba amargamente a su amigo Sorolla de la incomprensión de la ciudad: “La exposición<br />
del <strong>Greco</strong>, un acontecimiento, pero lo pintoresco ha sido la protesta en masa de<br />
Toledo contra la exposición y sobre todo contra mí, por el arreglo de los cuadros y por<br />
erigirles un Templo en Toledo¡¡¡¡…” 7 .<br />
<strong>El</strong> mismo día que se inauguraba la exposición en Madrid, el director del Museo Provincial,<br />
recibía una reprimenda de los miembros de la Comisión Provincial de Monumentos<br />
y de la Diputación; reunidos en sesión extraordinaria aprobaron un voto de<br />
censura al director del Museo Provincial por haber dejado salir el Apostolado sin el permiso<br />
de la Diputación, legítima dueña de los cuadros que habían depositado en el museo<br />
y exigían su devolución a la tutela de la institución, revocando el depósito en el museo 8 .<br />
Estos probos hombres parecían ser los únicos que ignoraban la resolución que ya había<br />
tomado el Ministro de adscribir los cuadros al nuevo Museo del <strong>Greco</strong> 9 , donde han permanecido<br />
hasta su cierre por remodelación en el año 2006.<br />
Hoy sólo se conservan intactos dos apostolados completos con participación clara del<br />
propio artista. Uno es el de la Sacristía de la Catedral de Toledo, actualmente en proceso<br />
de restauración en el Museo del Prado, y cuyos nuevos estudios seguramente nos permi-