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Cossío, Manuel Bartolomé, <strong>El</strong> <strong>Greco</strong>, Madrid, Victoriano Suárez, 1908,<br />
2 vols. Madrid, Colección Fernando Abad.<br />
Calvert, Albert y Catherine Gasquoine Hartley, <strong>El</strong> <strong>Greco</strong>: An account of His<br />
Life and Works, Londres, John Lane, 1909. Madrid, Biblioteca Nacional de<br />
España, BA/9460<br />
Beruete y Moret, Aureliano de, Catálogo del Museo del <strong>Greco</strong> de Toledo,<br />
Madrid, José Blass y Cia., 1912.<br />
Camón Aznar, José, <strong>El</strong> <strong>Greco</strong>. Apostolado, Barcelona, Edart, [1959]. Madrid.<br />
Pese al considerable interés que la figura de <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> despertó a finales del siglo XIX,<br />
una muestra de dilettantismo decimonónico (Álvarez Lopera, 1987, p. 121) derivado de<br />
la corriente romántico-nacionalista en boga en la época, de la mano de viajeros y románticos<br />
como Gautier en su Voyage en Espagne, y especialmente de los modernistas<br />
catalanes, el verdadero redescubrimiento del pintor no se daría hasta el siglo XX. <strong>El</strong> interés<br />
de estos grupos de intelectuales por el pintor cretense fomentó la aparición de<br />
nuevas noticias documentales sobre su vida y obra, descubrimientos que derivaron en<br />
la publicación de artículos y reseñas sobre el artista. Sin embargo, no sería hasta la publicación<br />
de la inaugural monografía escrita por Manuel Bartolomé Cossío y aparecida<br />
a fines de 1907 cuando diese comienzo la verdadera historiografía del artista.<br />
Cossío fue el primer historiador en realizar un estudio serio sobre el pintor, promoviendo<br />
no solo el surgimiento de una corriente de investigación hacia la pintura del cretense, sino<br />
también de una tendencia de apreciación por parte de los intelectuales de la época hacia<br />
su persona y su espíritu, como es el caso de la llamada Generación del 98. La importancia<br />
de la obra de Cossío radica en que con ella se creó un marco global de la vida y obra del<br />
<strong>Greco</strong>, donde al escaso conjunto de conocimientos biográficos que sobre el pintor se<br />
tenía se unía un extenso y muy personal análisis de su obra, creando un contexto esencial<br />
aun hoy para el estudio de su figura. Manuel Cossío fue también el primero en apuntar<br />
tímidamente la posibilidad de que una de las razones de las especiales y características<br />
fisonomías de los personajes creados por <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> fuese que hubiese encontrado la inspiración<br />
en los dementes del Hospital del Nuncio de Toledo.<br />
“<strong>El</strong> límite máximo de excitación, desequilibrio y anormalidad, en cuanto a figuras<br />
aisladas, ha de buscarse en el Apostolado de San Pedro Mártir, hoy en el<br />
Museo de Toledo. Del obsesionante y aterrador San Bartolomé, tan extraño<br />
cuanto poéticamente vestido de blanco, no cabe decir sino que es un loco furioso<br />
escapado del antiguo y célebre Hospital del Nuncio, allí vecino, porque<br />
es imposible traducir con más verdad que lo hace aquel alucinado apóstol el<br />
completo extravío de las facultades mentales” (Cossío 1908, I, p. 367.).