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Anónimo<br />
San Juan Evangelista. ca. 1600<br />
Talla en madera estofada, dorada y policromada, 75 x 45 x 29 cm.<br />
Bibliografía: Herencia Recibida 06, 2006, pp. 160-161.<br />
Guadalajara, Museo de Guadalajara (nº 9.855)<br />
En esta escultura, de procedencia y autor desconocidos, San Juan Evangelista está representado<br />
como un varón joven, siguiendo la iconografía occidental, con escasa<br />
barba, el cabello largo y ondulado que llega hasta los hombros, la cabeza ligeramente<br />
inclinada, la boca entreabierta y los ojos entornados. Viste túnica y manto sobre el hombro<br />
izquierdo que se extiende por el antebrazo y del que sobresale la mano sujetando<br />
la copa; sobre ella se dispone la mano derecha con los dedos anular y corazón extendidos<br />
en actitud de bendición.<br />
La imagen muestra al Apóstol de medio cuerpo, con el frontal y los costados perfectamente<br />
tallados y acabados; sin embargo, la parte posterior de la cabeza está únicamente<br />
trabajada para darle forma y desde el inicio de la espalda toda ella está<br />
ahuecada y presenta, además, un orificio cuadrangular al final del cuello para introducir<br />
un vástago, detalles que indican que su realización debía de estar relacionada con<br />
algún retablo. Aunque está tallada en un solo bloque, es posible que el brazo derecho<br />
se encuentre ensamblado al tronco, no así el izquierdo que se mantiene pegado al<br />
cuerpo y cubierto por el manto, del que sobresale la mano que sostiene la copa, unida<br />
al pecho por un amplio testigo cuadrangular. Este lado está recortado en vertical faltando<br />
parte del lateral del brazo.<br />
De las posibles representaciones del santo, en este caso se ha elegido el episodio<br />
acaecido en Éfeso, según el relato de La Leyenda dorada, en que el evangelista enfrenta<br />
su fe a la del pagano Aristodemo, bebiendo la copa de veneno que éste le<br />
ofrece. Recoge el momento en que San Juan bendice el recipiente que sujeta en su<br />
mano izquierda, representado, igual que en otras tantas imágenes pintadas y esculpidas,<br />
como un cáliz que contiene un pequeño dragón o serpiente, que aquí se encuentra<br />
con la cabeza mutilada.<br />
<strong>El</strong> rostro transmite una gran serenidad que acentúa la suave entonación de la encarnación<br />
y, a la vez, la concentración del santo en el acto de bendecir la copa que beberá<br />
luego.<br />
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