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pluma, mientras que San Judas Tadeo su alabarda. San Simón es representado en actitud<br />
de leer el libro que sostiene con ambas manos. La identidad del último de los doce<br />
apóstoles no es la misma en las dos series; en la del Museo del <strong>Greco</strong> se pintó a San<br />
Bartolomé, una magnífica pintura que parece casi totalmente de mano del maestro y en<br />
la que se ha seguido la descripción que del apóstol hiciera Jacopo della Voragine en<br />
su Leyenda dorada: “sus cabellos son negros, su figura blanca, sus ojos grandes, su<br />
nariz recta”, viste con túnica y manto blanco y lleva una suerte de diablo encadenado,<br />
referencia explícita al ídolo pagano Astaroth 9 . Sin que sepamos el motivo, este apóstol<br />
no volverá a aparecer en ninguno de los apostolados del <strong>Greco</strong> o su taller; en el conjunto<br />
de la catedral, esta figura se sustituyó por la de San Lucas, que aparece con un<br />
pincel de pintor y un libro abierto –sin duda el evangelio– mostrando la hermosa representación<br />
de la Virgen y el Niño, una suerte de miniatura que no volverá a aparecer en<br />
otras versiones, como la del Museo de Bellas Artes de Oviedo, optándose por mostrar<br />
el evangelio cerrado, lo que sin duda hacía más sencillas y económicas las demás versiones<br />
o copias.<br />
Además de esos atributos, para uno de los grandes estudiosos del pintor como<br />
Harold E. Wethey, <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> concibió unas combinaciones cromáticas en las vestimentas,<br />
además de una gestualidad propia para cada figura que pasaron a convertirse<br />
en claves de su código de identificación de los personajes; todo estaría calculado, cobrando<br />
cada personaje su verdadero significado en la proyección conjunta de las trece<br />
telas, colocadas en dos grupos de seis flanqueando al Salvador 10 . Una combinación<br />
de recursos expresivos que podrían estar tan calculados como para hacernos pensar<br />
que <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> había previsto una ordenación determinada para sacristías, instituciones<br />
colegiadas o acomodados particulares. Podría ser, pero es éste un extremo que no<br />
puede determinarse con seguridad, puesto que desconocemos cuáles fueron las circunstancias<br />
que acompañaron a la génesis de estas series. En el inventario de bienes<br />
del pintor realizado con motivo de su muerte, se hace relación de una serie completa<br />
(“doze cabezas de apóstoles con su christo”) y algunas telas sueltas que podrían corresponder<br />
también con composiciones pensadas para conformar apostolados, haciéndose<br />
referencia a los dos formatos que podrían corresponder con los dos tipos<br />
de apostolados que del <strong>Greco</strong> y su taller nos han llegado ejemplos: los de media figura<br />
(o medio cuerpo según se indica en ese inventario) o los más reducidos (cabezas) 11 .<br />
No se indican medidas, y no podemos por lo tanto ponerlos en relación clara con ninguna<br />
serie concreta.<br />
Los dos apostolados de Toledo deben fecharse en los últimos años del pintor, y así<br />
lo indicaría el resultado final de ambas series. <strong>El</strong> mejor de ellos, el del Museo del <strong>Greco</strong>,<br />
es un conjunto de calidad heterogénea, con lienzos donde puede apreciarse la característica<br />
mano del maestro en su etapa final: una construcción abocetada y llena de energía,<br />
donde las figuras aparecen concebidas más como retratos psicológicos que físicos;<br />
sin embargo, el tratamiento esbozado de algunos de estos ejemplares va más allá del<br />
estilo final del <strong>Greco</strong>, lienzos como el de San Mateo o San Judas Tadeo solo pueden entenderse<br />
como obras inacabadas, y otros como el San Simón resultan de una ejecución