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origen de la disciplina se debe a la figura de Sigmund Freud que, además de sentar las<br />
bases del nuevo modelo de interpretación de la mente humana, fue el responsable de<br />
realizar los primeros trabajos sobre algunos artistas históricos a partir de la valoración<br />
psíquica de su obra 51 . Leonardo da Vinci fue el primer artista estudiado desde esta nueva<br />
óptica en un trabajo publicado en el año 1910 que iba a marcar tendencia 52 , al plantear<br />
temas como la relación de la experiencia artística con el fracaso. Una relación que, como<br />
podemos comprobar, sirvió de base a algunas de las conclusiones que daría a conocer<br />
el propio Marañón en su estudio sobre <strong>El</strong> <strong>Greco</strong>, algunos años después 53 .<br />
Este auge de la introspección psicológica tuvo importantes consecuencias en la evolución<br />
de algunas ideas estéticas, en especial sobre la vieja y recurrente relación con las<br />
enfermedades mentales 54 . <strong>El</strong> origen de esta vinculación es muy antiguo, tal y como lo demuestra<br />
la defensa de la locura realizada por Platón, por considerarla un mecanismo necesario<br />
para la propia existencia de la creación artística. Desde entonces fueron<br />
numerosos los investigadores que relacionaron la locura con aspectos positivos como<br />
eran la felicidad o la libertad, entre los que destacan figuras como la de Erasmo de Rotterdam.<br />
Una relación heredada por los artistas románticos que fueron los primeros en representar<br />
la locura como objeto de interés de la expresión artística, para dar lugar a series<br />
tan conocidas como es la formada por los diez retratos de las monomanías de Gericault 55 .<br />
Sin embargo, el mayor auge de este binomio establecido entre el arte y la locura, se<br />
produjo tras el inicio de la difusión de las teorías psicoanalíticas 56 . La valoración de la<br />
obra de arte como reflejo de la enfermedad, especialmente de la que podía sufrir el alma,<br />
adquirió entonces carta de naturaleza y permitió el inicio de una corriente que planteaba<br />
la existencia de un arte perfectamente diferenciado, que era fruto de la locura que sufrían<br />
sus autores. Uno de los primeros en ocuparse de este tipo de planteamientos fue Hans<br />
Prinzhorn que en 1922 publicó La producción de imágenes en el enfermo mental. Su estela<br />
fue seguida por otros autores tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y el<br />
cambio de actitud que mostró la sociedad ante un tipo de enfermos que habían sufrido<br />
como pocos, las consecuencias del nazismo. Es el momento en el que surgen expresiones<br />
como las de art des fous o art brut para definir a este tipo de creaciones realizadas<br />
por internos de los centros psiquiátricos, que fueron formuladas por personas como<br />
Leo Navratil que defendió la existencia de este arte alternativo. En su labor investigadora<br />
destacan los trabajos realizados con pacientes con los que convivió y, también, la revisión<br />
de determinadas obras y movimientos del pasado, que le llevaron a relacionar el tipo<br />
de manifestaciones en las que trabajaba con la obra de los manieristas del siglo XVI, incluidos<br />
personajes como Arcimboldo, Andrea del Sarto o el propio <strong>Greco</strong> que, una vez<br />
más, volvía a presentarse como un ejemplo de genio enfermo 57 .<br />
Un planteamiento próximo en el tiempo aunque diferente en el origen, que pudo influir<br />
en el experimento toledano, es el que nos encontramos en los trabajos relacionados<br />
con la anatomía patológica, otra de las pasiones de Marañón desde su paso por las clases<br />
del Dr. Olóriz en la Universidad Central de Madrid 58 . Una de las vias utilizadas por<br />
estos profesionales fue la de la edición de repertorios fotográficos de enfermos, que alcanzaron<br />
una amplia difusión y sirvieron de referencia para nuevas propuestas. De todos