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el Mayor porta el bastón al igual que en la serie del <strong>Greco</strong>. Pero el hecho de que el santo<br />
esté claramente ataviado como peregrino por Wierix hace que no podamos establecer<br />
una coincidencia clara entre ambos. <strong>El</strong> resto de los símbolos cambian por completo de<br />
una serie a otra y, en el caso de la alabarda de martirio, se transfiere de un Apóstol a<br />
otro: acompaña a Mateo en esta de Wierix y a Judas Tadeo en la del <strong>Greco</strong>.<br />
En lo que a la composición formal se refiere, los Apóstoles del <strong>Greco</strong> guardan cierta relación<br />
con estos grabados de Anton Wierix. Ambos aúnan la tradición de la imagen devocional<br />
con el género retratístico. Por separado, cada apóstol es presentado de un modo<br />
muy directo, de medio cuerpo y sobre un fondo neutro sin referencias espacio-temporales.<br />
Todos ellos están coronados por un nimbo – a diferencia de los Apóstoles del <strong>Greco</strong><br />
–, sostienen el atributo personal que los identifica y, en ocasiones, un libro con el que nos<br />
muestran la importancia del estudio y del trabajo intelectual para la vida espiritual.<br />
A nivel de conjunto, los Apóstoles de Wierix carecen de la relación que establecen<br />
entre sí los del <strong>Greco</strong>. La intención de sus gestos y actitudes no es la de dialogar con el<br />
resto. San Pedro, Santiago el Mayor y San Simón son los únicos que rompen su ensimismamiento<br />
mirando al espectador. San Andrés, San Juan y Santiago el Menor dirigen su<br />
mirada a un lado y la dejan descansar, un tanto perdida, en un punto indeterminado.<br />
San Bartolomé, Santo Tomás y San Bernabé la elevan estableciendo relación con Dios.<br />
Por su parte, San Mateo, el único que se representa acompañado, se vuelve hacia el angelito<br />
que asoma por uno de sus hombros. San Felipe, San Judas Tadeo y San Matías<br />
se hallan absortos leyendo el libro que sostienen; ni siquiera vemos sus ojos abiertos por<br />
lo baja que cae su mirada. San Pablo la dirige a la esfera de luz, de la que salen rayos y<br />
en cuyo interior figura el monograma IHS coronado por la cruz, que reposa en su mano<br />
derecha. En definitiva, existe un interés por presentar a cada Apóstol de forma aislada.<br />
<strong>El</strong> tratamiento de las manos es uno de los factores que contribuyen a esta abstracción<br />
e impiden el diálogo. Los Apóstoles que portan atributo y libro las mantienen ocupadas;<br />
los que sólo sostienen el primero llevan a su pecho la mano que queda libre o agarran<br />
sus ropajes. San Andrés, el único con ambas manos libres, las deja reposar una encima<br />
de la otra apoyándose en la cruz de su martirio en actitud de descanso.<br />
Los volúmenes son modelados por el claroscuro y se acentúan con la neutralidad del<br />
fondo, haciendo que las figuras parezcan exentas y posean autonomía. La aplicación de<br />
luz es homogénea, sin incidir en un punto concreto. La depurada composición y el tamaño<br />
tan reducido de las estampas impiden que pueda existir una concentración mayor.<br />
Estos dos aspectos de las estampas, su reducido tamaño y el modo en que se concibe<br />
la composición, parecen indicarnos que estaban hechas para ser vistas de cerca, individualmente,<br />
y no expuestas en conjunto. Probablemente, se trataría de obras destinadas al<br />
uso personal, concebidas para ser contempladas mientras se sostienen entre las manos.<br />
La función sería entonces devocional y/o meditativa privada. Las citas cortas que figuran al<br />
pie resultan presentarse a modo de recordatorios o pensamientos breves que incitan al fiel<br />
a la contemplación. En diferentes momentos, éste tomaría un Apóstol y meditaría sobre la<br />
idea que evocan su figura y las palabras que lo acompañan. En este sentido, la concentración<br />
de la composición, figurativa y verbalmente, y la abstracción en que se halla sumido<br />
cada personaje, acompañan a la concentración del devoto-espectador en solitario.<br />
Mercedes Casas de Santiago<br />
Cristo Salvador. Anton Wierix.