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Dentro de los numerosos estudios realizados por autores procedentes de diferentes<br />
países que encontramos publicados después de 1908 hemos querido comentar aquéllos<br />
en los que se dio una especial importancia a los Apostolados dentro de la obra del<br />
<strong>Greco</strong>, ya fuese incluyendo las imágenes de las series o dedicando un apartado independiente<br />
a su estudio y análisis. Resulta curioso constatar que, pese a que en la<br />
mayor parte de las monografías sí encontramos menciones generales a lo extraviado<br />
del misticismo de algunos de sus personajes, no hay menciones específicas sobre la<br />
sugerencia de Cossío acerca de la búsqueda de modelos o fuentes de inspiración en<br />
los dementes del Hospital del Nuncio.<br />
La primera monografía del cretense en la que vemos que se presta una especial<br />
atención a los Apostolados es la escrita por los ingleses Albert Calvert y Catherine Gasquoine<br />
Hartley en 1909, un año después de la obra de Cossío. En este extenso estudio<br />
los autores, al comentar las fisonomías y extraños rostros de los apóstoles, dicen<br />
“But these Saints and apostles are depicted in a manner so original and so<br />
fantastic that they take an important place in <strong>Greco</strong>’s work. Each figure is<br />
absorbed in himself, remote, indeed, from the Earth, as are all <strong>Greco</strong>’s creations”<br />
(Calvert, 1909, p. 131.).<br />
Subrayan lo absorto y místico de los rostros de los santos apóstoles sin hacer ninguna<br />
mención a la teoría de la enajenación sugerida por el historiador español.<br />
Una de las publicaciones en las que se subraya la importancia del Apostolado del<br />
Museo del <strong>Greco</strong> es, como no podía ser de otra manera, el catálogo del museo que lo<br />
alberga. Los autores del catálogo, el pintor (entonces director del Museo del Prado) Aureliano<br />
de Beruete y el historiador y cronista de Toledo el conde de Cedillo, escriben al<br />
respecto que “el Sr. Cossío señaló en este Apostolado el límite máximo de excitación,<br />
desequilibrio y anormalidad en la obra del artista, cuanto a figuras aisladas”, y añaden<br />
que ésto “no impide advertir que no en todas las figuras imperan tales anormalidad y<br />
desequilibrio” (Beruete 1912, p. 28.) citando como ejemplos las más tradicionales figuras<br />
del Salvador, Santiago el Mayor y San Pedro. Resulta interesante ver cómo Beruete<br />
y el Conde de Cedillo, pese a reseñar el aspecto anormal y desquilibrado de los apóstoles,<br />
prefieren no citar las palabras específicas de Cossío.<br />
En 1950 ve la luz Dominico <strong>Greco</strong>, un importante y detallado estudio sobre el pintor<br />
firmado por José Camón Aznar. Este ilustre y subjetivo crítico más que historiador se refiere<br />
a los Apostolados de <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> como lienzos que constituyen “una de las mayores<br />
audacias creacionistas de la pintura” y que reunidos “en adjunción expresiva, forman la<br />
asamblea más delirante que ha creado el Arte” (Camón Aznar 1950, p. 972.). En su<br />
análisis individual de los apóstoles, Camón Aznar distingue las diferentes series, confiriendo<br />
a los pertenecientes al Apostolado del Museo del <strong>Greco</strong> de Toledo las características<br />
de “desequilibrio y anormalidad” sugeridas por Cossío.<br />
La publicación en 1956 de <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> y Toledo de Gregorio Marañón marcó un antes y<br />
un después en los estudios de <strong>El</strong> <strong>Greco</strong> y, especialmente, de los Apostolados. Como ya<br />
ha sido comentado largamente en otros apartados, la mayor aportación de Marañón fue<br />
la intentar probar la teoría de la enajenación de Manuel Cossío, caracterizando para ello<br />
a los pacientes del Nuncio como apóstoles, y consiguiendo así unos documentos visua-